Año de la rata

Franklin Barriga López

De acuerdo con el calendario chino que identifica con el nombre de un animal a cada uno de los años, el presente es de la rata. Según entendidos en cábalas de Oriente, presagia esperanza, construcción de futuro positivo a base de la experiencia.

Estos pronósticos no tienen vigencia en nuestro medio, porque la cultura es diferente y la rata encarna otro significado, sobre todo debido a las agudas e hirientes realidades ocasionadas por sujetos de la peor especie que han invadido los territorios ecuatorianos en el marco de la política que debe ser para el servicio de la sociedad y no para servirse de ella, aduciendo representarla, para cometer incontables latrocinios. No solo un año sino mucho tiempo ha sufrido Ecuador por la plaga, que no ha terminado, de aquellos repugnantes roedores.

Se comenta, con indignación, cómo politiqueros con precaria formación educativa, ética, patriótica, o simplemente sin ella, descubrieron en la política el reino de Midas, para enriquecerse con el mayor cinismo. Se puntualizan casos de pueblerinos que llegaron a la capital en bus de servicio público y que ahora son potentados que incluso exhiben con la mayor desvergüenza sus capitales mal habidos, envueltos por la pestilencia del lavado de activos y la acción, difícil de ser descubierta, de los infaltables testaferros.

Conocidos son los casos de personajes de esa laya que fugaron del país y luego se declararon perseguidos políticos. Con malas artes, atesoraron dinero para sus descendientes de varias generaciones. Si alguna vez las sentencias les involucran, retornan de sus “exilios” dorados cuando éstas caducan por el tiempo transcurrido y hasta se atreven a pontificar de honradez, con el mayor desparpajo.
En no pocas ocasiones, el brazo de la justicia se presenta como manco.

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