Muerte violenta

Mesías Mestanza

En forma muy general se ha hecho una clasificación de los tipos de muerte; comenzaré por la más fácil, esto es, la muerte natural, que es causada por una enfermedad o propiamente por la vejez; muerte sospechosa, que no tiene una razón aparente, produciéndose inclusive estando sano, y la muerte violenta, que es aquella que se produce como consecuencia de un suicidio, un homicidio o un accidente.

Ahora bien, en Ecuador la cantidad de muertes violentas en esta década han superado cualquier estadística, y sólo en el año 2019 se han producido más que en el 2018 en todo el país, especialmente en Guayas, Pichincha y Azuay.

Los factores predisponentes se orientan desde los hogares desorganizados, tensos y conflictivos, faltos de una mínima cultura, el alcoholismo, la drogadicción son el caldo de cultivo donde se genera un ambiente negativo que incide e incita a la violencia, cuyo resultado es la muerte violenta; otro factor determinante es la falta de trabajo o empleo, así como el mal ejemplo que muestran nuestras principales autoridades que adecúan su conducta a tipos penales con tanta facilidad y no recaen en ellos sanciones enérgicas, capaz de que sirvan de escarmiento para los demás; situaciones éstas que destruyen la psicología de los seres humanos que con una escasa cultura son proclives a ingresar en el campo delictivo; además la falta de rehabilitación social; pues las cárceles son escuelas del delito donde los que por primera vez son detenidos, salen aprendiendo nuevas formas de delinquir, aparte de que el ingreso de extranjeros que indiscriminadamente se han asentado en nuestro territorio, para quienes poco es lo que importa la vida de los seres humanos que por robar han tenido que matar a sus víctimas.

Pues, los valores y el respeto a las autoridades y a la ley misma se han perdido. Nuestras leyes blandas, los principios y garantías constitucionales en muchos casos dejan en la impunidad los crímenes; nuestros fiscales y jueces con honrosas excepciones, se atemorizan para aplicar con mano dura la norma legal para apartarlos de la sociedad a quienes viven al margen de la ley. También incide la falta de respaldo desde el gobierno central a los policías que legítimamente hacen uso de sus armas, que sopesando al agente de la Autoridad y al delincuente, éste tiene más ventajas.

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