Patrimonio y la memoria en peligro

El edificio Aranjuez, ubicado en barrio de La Mariscal, podría colapsar en un sismo y sepultar bajo los escombros a los miles de bienes patrimoniales que alberga, bienes pertenecientes a las colecciones de arqueología, documentación, arte, fotografía y audiovisuales históricos más importantes del país. Tras la evacuación del edificio en diciembre de 2019, se suprimió la entrada al público que estaba conformado mayormente por investigadores, historiadores, archiveros, académicos, estudiantes y gestores culturales.

Son ellos quienes han formado la Coalición por la defensa del patrimonio cultural y la memoria histórica. Exigen el traslado urgente de los bienes a un lugar que reúna las condiciones que garanticen su salvaguarda y seguridad. Además, rechazan la propuesta del Ministro de Cultura de mudar esta reserva junto con el Museo Nacional MUNA al edificio de la Unasur ubicado en el sector de la Mitad del Mundo. Dicha edificación no tiene las características geográficas y técnicas idóneas para asegurar la conservación de las colecciones y su ubicación periférica dificultaría el acceso de los investigadores.

Si bien son ellos quienes, por su trabajo diario, están más conscientes de la trascendencia de estos acervos, su pérdida sería invaluable para la ciudadanía entera. Estos repositorios han sido las canteras de investigaciones detrás de novelas, guiones de cine y teatro, documentales y museos. Perderlos implica perder parte de nuestra memoria histórica y, por lo tanto, la posibilidad de comprender mejor la complejidad de nuestra identidad presente.

Como ciudadanos tenemos derecho no solo a que se garantice la preservación de un patrimonio que nos pertenece a todos, sino también a la creación de circuitos culturales que socialicen y discutan las representaciones de nuestro pasado. Tenemos derecho a que estos espacios preserven una autonomía política que les permita funcionar por fuera de los intereses de turno y de la cultura de las refundaciones. Tenemos derecho a espacios culturales públicos que fomenten la producción de conocimiento crítico y no solo la contemplación turística.

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