Sapos y culebras

El juicio más relevante de la historia ecuatoriana es el caso Sobornos 2012-2016, porque delimita un sistema político corrupto, demagógico y tirano con cualquier otra propuesta futura de gobierno. Ni la defensa del correísmo niega que el país enfrentó una red mafiosa de coimas. las pruebas de LA Fiscalía (registro de aportes y aportantes) parece que son irrefutables. Un terror que a la delincuencia la deja sin piso. Por esto, ellos optan por dar largas y que concluya el período de gobierno. Esos abogados quedarán en la memoria ciudadana como referentes de ética y moral. Es alucinante que Lenín Moreno, frente a Donald Trump, no mencione los procesos de extradición de corruptos. Ecuador requiere el retorno de la confianza en dos vías. Primero, de una justicia que sancione criminales y delincuentes en esencia. En sí, raya en el absurdo, el silencio sobre la devolución de involucrados en la piramidación por la venta anticipada del petróleo a Tailandia y China, los banqueros huidos del feriado, el contralor enriquecido y los expresidentes prófugos con cuentas pendientes.

Segundo, si bien la capacitación cabe, falta definir una inteligencia militar coherente, donde el contexto sea diferente a la infausta y fatídica historia con el vecino del sur. Aquellos héroes del Cenepa dejaron sangre y vidas en tierras sufridas; pero ahora este Estado, en la misma zona, se entrega a la explotación minera, cual títere torpe ‘made in China’.

La defensa jurídica de Correa está obligada a defenderse a sí misma en las Cortes. A demostrar que no existe narcotráfico fronterizo ni capitales privados vinculados al financiamiento del movimiento Alianza PAIS durante, el correato. A demostrar que no se enriquecieron los correístas, hoy fugados en México y los Estados Unidos.

A demostrar que no fue perpetrado un autogolpe un 30-S. A demostrar que no estamos camino a un despeñadero porque existen muchos cerebros capaces de castigar la red de sobornos y componendas que elaboraron los fraudes electorales. A demostrar que somos ecuatorianos de bondad y que no lanzamos sapos ni culebras porque estamos cansados.

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