La ilógica lógica del amor, desde el asteroide B612

Zoila Isabel Loyola Román

La lógica del amor es lo más ilógico que existe.… El Principito había llorado porque estaba triste: quería jugar; pero el zorro no estaba domesticado, y por eso no sabía jugar… Domesticar significa «crear lazos…». Y creamos esos lazos, cuando nos ponemos en camino al encuentro de los otros para amarlos.

– “Si quieres un amigo, domestícame”.

Y el Principito domesticó al zorro, porque sabía que, necesitaba de las demás personas para ser persona.

Cuando “se crean lazos…”, se ama, por eso el zorro quiere ser domesticado y le explica al Principito que sólo se ama lo que se doméstica.

Amamos a ese hombre, amamos a esa mujer como el Principito ama a su Rosa, cuando como él podemos decir: «Mi flor está allí, en alguna parte…» ¡Pero si el cordero se la come, todas las estrellas del universo se apagan!

Amamos los hijos porque hemos retaceado nuestra vida y con alegría, para dársela a raudales.

Los amigos nos aman y nosotros los amamos porque hemos “creado lazos…” gastando a raudales, tiempo para ellos. Y hasta podría hacerse el milagro de amar a los enemigos porque aprendimos a perdonar.

El Principito es una historia que me responsabiliza no sólo por lo que he domesticado sino también por este planeta que he heredado, para la construcción de una Nueva Tierra con una humanidad solidaria, con el compromiso de vivir en la búsqueda incansable de la verdad, la libertad, la justicia la bondad…

El pequeño Principito me enseñó lo que es el amor, ¡el amor del bueno!, ese amor sin límites que es fiel, compasivo y servicial, que no es egoísta, que todo lo perdona, que todo lo cree, que no toma en cuenta el mal, y que nunca termina… ¡El amor todo lo puede!, y lo logramos, si ponemos al amor como fundamento de una nueva antropología y de una nueva civilización. (O)

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