¿Qué es lo que quiere el pueblo?

Fredy Cueva Castillo

En el Ecuador la clase política se orienta con facilidad a caer en el uso de discursos mentirosos a diestra y siniestra, tomando como base el hecho irrefutable hasta ahora, de que al pueblo hay que hablarle como a él le gusta, en un lenguaje “llano”, “cercano” y de paso lo más lejano a la realidad posible, porque así le gusta al pueblo.

En las campañas políticas es común escuchar: “Yo soy el verdadero cambio”. Si la denuncia es en su contra “son calumnias y montajes de mis enemigos”. Y si es en contra del adversario de turno “que renuncie y se defienda desde afuera de estas gravísimas acusaciones en su contra”. Si un delincuente ataca al rival es un testimonio creíble. Si es en contra del mismo “cómo le vamos a creer a una persona que está al margen de la ley”.

La regla de oro del político es: “Decirle al pueblo, lo que el pueblo quiere oír”. El buen político no pregona lo que debe ser o lo que se debe hacer. Esas medidas académicas quedan para cuando esté en el gobierno, en campaña debe tener un discurso que llene las principales expectativas de la gente que va a votar por él, que sus ideas se muestren coherentes y por supuesto que resulten creíbles a la gran mayoría, de eso se trata.

La educación política, el raciocinio, el discernimiento entre propuestas ideológicas, entre cómo se va a hacer realidad todo lo que se ofrece, de dónde se lo va a financiar y los resultados del discurso político a mediano plazo respecto a la economía nacional, eso no, eso aburre al pueblo, no logra una conexión y por supuesto no le interesa a nadie.

Y bueno, es lo que hay, tristemente lo digo, la gente quiere políticas que le saquen al Estado recursos, para qué, para lo que sea, pero que le saquen recursos al Estado, para darle al pueblo, lo que el pueblo quiere. (O)

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