Matriculación

Freddy Rodríguez

El titular de la primera plana del diario La Hora del día de ayer, no pudo ser más elocuente: “Problemas con turnos para la matriculación”. Efectivamente los ciudadanos que, como el suscrito, tenemos la desgracia de que nuestro vehículo tenga su placa terminada en el número uno, sufrimos este año un verdadero vía crucis para poder obtener el turno para realizar, con santa paciencia, el siempre fastidioso proceso para matricular el vehículo. Por ser este el mes más corto del año, agravado porque, casi siempre, el feriado de carnaval llega en febrero, disponemos de menos días hábiles para efectuar este engorroso trámite. No alcanzo a entender cómo la Dirección de Tránsito de la Municipalidad no pudo arreglar el sistema, y lo que dice la nota periodística es totalmente cierto: prácticamente desde el inicio del mes fue imposible conseguir un turno, y únicamente en los últimos días fue posible hacerlo, pero ingresando al sistema a las ocho en punto de la mañana, porque cinco minutos después ya el sistema le respondía con la leyenda “no hay turnos disponibles”. Este sistema de matriculación vehicular, destinando un mes para cada último dígito de la placa, viene funcionando desde hace varios años, por lo que es inentendible que, en lugar de mejorar la atención al usuario, este año el servicio empeoró, y muchas personas seguramente se quedaron sin poder cumplir con el trámite, con la consiguiente multa que se genera con el retardo. ¿Acaso el Municipio de Ambato no tiene entre su personal técnicos que resuelvan estos entuertos? Pero el problema no acaba allí: si es que la suerte quiso que se obtenga el turno, el proceso de revisión y digitación en este año tardó demasiado, y quienes ingresaron al recinto recién lo concluyeron cuatro o cinco horas después. El contacto más directo que tiene el ciudadano con la autoridad es con la de su propio cantón, pero el servicio que se nos está brindando deja mucho que desear en este y en otros trámites, como por ejemplo en la liquidación de impuestos por la transferencia de dominio de inmuebles, que es una tortura igual a más dolorosa que el de la matriculación. Ponga atención, señor Alcalde.