Fácil

CARLOS TRUJILLO SIERRA

No, señor, nada en la vida es fácil. Todo requiere esfuerzos. En la escuela decíamos ‘tillos’, las tapas corona de las botellas que la inventiva infantil convirtió en objetos de juegos. También recuerdo los carritos de madera -un trozo rectangular el cuerpo y cuatro rueditas casi redondas para empujarlo o arrastrarlo con una piola. El plástico se estaba inventando. Hoy si no es una Tablet no es legítimamente un juguete.

Los juguetes cambiaron: hoy es juguete estudiar para astronauta, viviendo en Quito o en Guayaquil. Naturalmente, no encuentran trabajo en Quito o en Cuenca y el gobierno es un insensible por no encontrar los medios para satisfacer los antojos, que no son necesidades vitales. Todos entendíamos (no sé si hoy) que a mayor aspiración se necesitaba mayor tesón.

Podrán llamarme cínico, egoísta, los más cerrados me dirán hasta deshumanizado (si alguna vez fui humano) al decir y afirmar que con lo que se ha gastado (hay que guardar la confidencialidad del gasto) para repatriar cinco compatriotas desde la pobre ciudad de Wuhan -nido del coronavirus- se pudo mantener por algunos meses a cientos o miles de niños abandonados y cuidados a medias en centros que se dicen infantiles por su población no por su organización.

Si no establecemos prioridades seremos irremediablemente hipócritas: aman a sus perros o gatos hasta el mausoleo en cementerio propio y de mano se olvidan del abuelo o la abuela abandonados en un geriátrico. Es fácil engañar al pueblo. Los romanos hace 2000 años ya eran maestros en el populismo: pan y circo: el pan sigue siendo pan, el circo ya no es con fieras y luchadores, hoy es con luces, sonido y cantantes. La educación, claro que es un derecho, lo que no es un derecho es un título falso. El título se lo ganaba y solo se lo gana con esfuerzo una parte de la población.

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