Aguas oscuras

Kléber Mantilla Cisneros

Lo público tiene como objetivo el gozo de la comunidad y disfrute de sus recursos; pero, cuando falta sentido de pertenencia, optimismo, y alguien domina en la miseria expandida, se cometen hechos bochornosos que hasta carecen del rechazo masivo sin castigo justo. Tres ejemplos: la contaminación de la playa de Salinas, la entrega del Metro de Quito y hacer campaña política sin reglamento.

Uno, ante miles de bañistas se destapa una alcantarilla; una grúa abre un sendero hasta hacer una ría que infecta el mar con agua putrefacta. Vienen denuncias ambientalistas, pero aún no se detalla un análisis químico de tal contaminación y sus efectos. Cabe investigarlos no porque afectan a la colectividad, sino porque hay agentes químicos arrojados que no se degradan y se acumulan con el paso del tiempo, en el ambiente y en el cuerpo humano.

De ahí que el sentido ecológico no queda en arrojar basura al tacho o usar mascarillas, sino en acceder a la razón científica: química y biomolecular. ¿Cómo enfrentar una pandemia y la llegada del famoso coronavirus?

Dos, la entrega a extranjeros de la columna vertebral económica de la capital. El Metro sería una obra de y para los quiteños, pero con sentido de pertenencia apto solo para las cadenas de WhatsApp. En sí, una ciudad entregada a la venta callejera, a la delincuencia y la competencia laboral desleal. Bajo autoridades que cuando pierden el interés en lo social o desconocen la historia barrial y lugareña dejan de mirar lo que sucede a su alrededor.

Tres, la campaña arrancó sin plan ni agenda. Sigue por fuera la contaminación del páramo, la explotación minera, la educación, la salud, el IESS, encarcelar corruptos, la desigualdad; y, lo peor de los jóvenes, hacer campaña a políticos que no representan ni sus ideales. Si así llueve que escampe rápido.

[email protected]
@kleber_mantilla