Pablo Izquierdo Pinos
Alerta epidemiológica: documento mal redactado por “expertos” que califican al Covid-19 como una de las siete plagas del apocalipsis y después como una simple “gripecita”. Aislamiento: la hermana de la señora contagiada, vecinos y parientes que estaban en un “piscinazo”. No tomados en cuenta en la “contención”.
Caso: sí, son un caso, los responsables de la vida de 17 millones de ecuatorianos. En manos del doctor Breilh, Fierro o Edmundo Granda (+), no estaríamos tan preocupados. Caso importado: la señora migrante y su familia, evidenciados en los medios y las redes sin ningún respeto a su vida e intimidad. Cuarentena: aislamiento preventivo, renovable “ad infinitum” para todos los burócratas y periodistas que dicen burradas en una TV complaciente, y nada cuestionadora.
Casa de salud: en epidemiología no hay ese machacado término, porque nuestras casas serían “de enfermedad”. En fin, hay “hospitales secretos”. Epidemia: según modelos matemáticos, lo que ocurre en Quevedo y Guayaquil, pero que nadie ve. O sí, la señora alcaldesa saldrá armada: “disparen”, “muere bacteria, muere”.
OMS: su director dijo estar preocupado por la crisis que el coronavirus puede provocar en países con sistemas sanitarios débiles. No se refería a EE.UU. o China. ¡Adivinen! Paciente “cero”: es el aporte de la señora de la OPS cuyo protagonismo mediático solo impresiona a los desinformados.
Tapabocas: hay que ponerles a los que se venden como “expertos” en enfermedades infecciosas, epidemiólogos y salubristas que opinan desde las megadosis de vitamina C hasta el ácido ribonucleico, banalizándolo todo con el “justo eso dije”. Vigilancia epidemiológica: seguir a 140 contactos, mejor a 177, dejémoslo en 100. Cuando la incidencia aumenta de manera esperable. Se nos escapó un marino.
Wuhan: ciudad china de 11 millones de habitantes que fue aislada y en donde estarían más seguros los ciudadanos de Quevedo que en el siglo XXI no disponen de elementales servicios básicos. Sospechoso: ese soy yo.