El coronavirus está aquí…

Ugo Stornaiolo

“Cuando estalla una guerra la gente dice: esto no puede durar, es demasiado estúpido. Una guerra es demasiado estúpida, pero eso no impide que dure. La plaga no está hecha a la medida del hombre, por lo tanto, el hombre se dice que la plaga es irreal, un mal sueño que tiene que pasar”, escribía Albert Camus, en ‘La Peste’.

La peste (muerte negra) fue la pandemia más mortal de la historia. Murió un tercio de los habitantes de Europa y parte de Asia en el siglo XIV. Aunque era un territorio pequeño, comparado con China, donde inició el coronavirus (Covid-19), sus efectos fueron trágicos. Aunque la OMS no lo declara pandemia, el coronavirus causa estragos. Desde sus inicios en Wuhan y su propagación por el mundo, hay afectaciones: restricción de viajes, espectáculos masivos y relaciones personales y familiares.

“Que el coronavirus nos agarre confesados”, susurró una señora en una iglesia en Quito. La preocupación aumenta, pero también la exageración, como agotar mascarillas y pelearse por frascos de alcohol. Cierto es: mientras escribo, hay 13 casos confirmados y otros en cuarentena, por su relación con la primera víctima.

La principal fuente de información son las redes sociales, donde abundan bromas y memes de los que responsabilizan al Gobierno por una información discordante entre voceros y su falta de liderazgo. Tras los hechos de octubre y la disgregación de candidatos presidenciales (brota uno a diario, como virus), la llegada de la enfermedad es un síntoma de los tiempos.

En un mundo digital lleno de noticias falsas se lee de todo: la principal culpa -según las redes- es porque en China comen cualquier bicho, pero también porque es un arma de guerra contra ese país (según el inefable Nicolás Maduro) o no hay higiene (que puede ser cierto).

El coronavirus no afecta si se toma medidas como lavarse las manos, evitar acercarse a quienes padecen alguna gripe y mantenerse enterados por vías formales. Esa parafernalia incluye cierres de vías, puertos y aeropuertos o incluso cierta xenofobia frente asiáticos.

Habrá más muertes y más enfermos. Pero, lo único válido, es informarse y no especular. Eso ha hecho mucho daño a los crédulos ecuatorianos, que se contagian con el virus de la política cada cuatro años y eligen mal.

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