Los porqués del 8M

El 8 de marzo de 1908, una fábrica estadounidense se consumía en llamas con 130 mujeres dentro. El propietario las encerró porque reclamaban un salario igual al de los hombres y una jornada laboral de 10 horas. Murieron por ser mujeres.

Un año después, una multitudinaria marcha impulsó la declaratoria de un día dedicado a la mujer con el fin de visibilizar las injusticias sociales. Con el tiempo, la idea original ha ido cambiando, al punto de aprovecharlo para vender regalos y llamarlo, erradamente, celebración.

Lo cierto es no hay nada que celebrar cuando la violencia golpea a 6 de cada 10 mujeres. Cuando las niñas violadas son obligadas a ser madres solo porque un grupo de personas no es capaz de separar sus creencias religiosas del Estado Laico.

Hoy no se celebra, se conmemora y se recuerda a todas las que en el camino han perdido sus empleos, su familia y hasta la vida por la reivindicación de derechos y la igualdad.

Ojalá llegue el día en que recordar estas cifras no sea necesario y lo que sí se pueda celebrar sea la total erradicación de la violencia. Ojalá llegue el día en el que las mujeres no deban sentirse valientes al salir a la calle, sino libres.

Pero mientras no pase, es importante recordar que ninguno de los derechos que hoy tienen las mujeres ha llegado gratuitamente, que ha habido importantes cambios en los últimos tres siglos, pero que todavía no son suficientes.

Y también es válido precisar que los extremos entorpecen y vulneran las luchas, por lo que es necesario que todos los activismos sean matizados por el equilibrio.


Jamás es excusable ser malvado, pero hay cierto mérito en saber que uno lo es”. Charles Baudelaire Poeta y crítico francés (1821-1867)

Nada en el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez concienzuda”. Martin Luther King Religioso estadounidense (1929-1968)