Babel de nuevo

CARLOS TRUJILLO SIERRA

Detengamos el derrumbe. Pensé, en algún momento, que nos íbamos entendiendo, error garrafal. Ya no es amnesia, es olvido voluntario y deliberado, nos olvidamos hasta de los muertos (estudiantes y maestros) y así, hace medio siglo, se aprobó (¿por miedo tal vez?) el libre ingreso a la Universidad, recalco el libre ingreso, no la promoción automática de año y el consiguiente título devaluado. Aparecieron los aspirantes a adulones que ofrecieron licenciaturas en cosmetología y modistería (a la carta), entre otros milagros. Exigen peras al olmo, si no soy muy claro, piense pidiendo cocos a una mata de maracuyá.

Pedimos, con un sueldo básico de 400 dólares lo que países como Noruega, Suiza, Catar o Arabia con salarios de 10 a 20 veces el nuestro no lo hacen. Seamos humanos y realistas -no tenemos plata para satisfacer la leche diaria a los niños y ya exigimos un traductor de lenguaje de señas en cada aula universitaria a la que asista un alumno sordo. Generosísimos con plata ajena: no se satisfacen las necesidades básicas y queremos (o quieren) mantener la pensión alimenticia hasta los 25 años, pero al mismo tiempo se aprueba el derecho al voto (una cosa que aprobé y defendí) desde los 16 años.

No nos entendemos. Díganme cuál es el razonamiento lógico para decir “sustancias sujetas a fiscalización” en vez de simplemente droga, por qué ‘persona privada de la libertad’ en vez del escueto preso o detenido. Hoy que está de moda el coronavirus deberíamos aprovechar la palabra y concepto de contaminación, pero no están contaminados de cocaína sencillamente barcos y aviones transportan cocaína. Tengo que insistir -ojalá logre contaminar algunas mentes- hasta la Academia nos está fallando, hasta los cargos más altos hablan y repiten como mantra sobre los Institutos Técnicos y Tecnológicos -ninguno explica su significado y diferencia. Que sobre ellos descienda el Espíritu Santo.

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