‘El Espantapájaros’ da el salto a la fantasía

ESCENA. La obra fue estrenada en 2019, en una gira por Loja, Riobamba y Quito.
ESCENA. La obra fue estrenada en 2019, en una gira por Loja, Riobamba y Quito.

El grupo argentino-ecuatoriano Deus Ex Machina vuelve con la segunda temporada de ‘El Espantapájaros’, obra que cautivó al público local en los más grandes escenarios del país, con exitosas presentaciones en el Teatro Benjamín Carrión (Loja) y el Teatro Nacional Sucre (Quito), en su gira de estreno en 2019.

La creación conjunta de los actores Sebastián Cattán, Leonardo Fernández y Florencia Zarate invita a grandes y pequeños a redescubrir la magia del juego a través de una historia que aborda las alegrías, los temores y las decepciones a las que se enfrenta el alma humana.

El Espantapájaros, protagonista de la obra, iniciará un viaje hacia el redescubrimiento de su propia naturaleza impulsado por el amor, en una puesta en escena que crea un ambiente fantástico con el uso de máscaras, títeres, danza aérea y música en vivo.

Las funciones serán esta semana, de jueves a sábado en el Teatro México, a las 19:30. La entrada tiene un costo de 8 dólares. Además, el jueves y el viernes se realizarán funciones a las 10:30, abiertas al público infantil y juvenil, como parte de la iniciativa ‘Escenario Joven’ de la Fundación Teatro Nacional Sucre.

El paso a lo lúdico
El colectivo celebra sus 13 años de trayectoria con una pieza que rompe con la visión del trabajo actoral que han desarrollado desde sus inicios. “Intentábamos por todos los medios demostrar que se puede actuar sin depender de demasiado. Pasa que cuando hay mucho artefacto el trabajo del actor, a veces, es pequeño”, comenta Leonardo Fernández, quien protagoniza a El Narrador en la obra.

Lejos del realismo y la austeridad escenográfica que definieron sus creaciones más aclamadas –como ‘El modo de los días’ (2014) o ‘Cállate’ (2015)-, con ‘El Espantapájaros’ los actores se arriesgaron a transformar su propuesta: “Trascendimos, dijimos ahora hagamos algo diferente. Que sea grande. Pero no teníamos recursos con qué hacerlo, y entonces pensamos ‘bueno, soñemos’”.

A partir de la lectura del guion escrito por Cattán y la composición musical de Antonio Escobar, los artistas iniciaron una exploración corporal que los llevó al reencuentro con la creatividad e ingenio propios de la infancia.

“Lo que sacó a la obra del realismo fue el abordaje en los ensayos. Decidimos leer el texto y no tocarlo; estuvimos seis meses solo poniendo el cuerpo y haciendo cosas raras, divirtiéndonos y construyendo un imaginario. Es el cuerpo el que habló y construyó un montón de sentido con el que pudimos jugar. De repente, éramos criaturas”.

Mientras que el texto original plantea cuestionamientos filosóficos sobre el lugar del hombre en el mundo y el amor, el montaje se fue nutriendo con la fantasía que permitía convertir “un abanico en un cuervo, o tres sillas apiladas en una montaña”.

Lo lúdico hizo que técnicas como el clown y el payaso se incorporaran a la historia, rompiendo la barrera con el público e invitando a niños y adultos a jugar en el escenario con los personajes. Así, la obra conquista por su profundidad temática, al tiempo que deslumbra, divierte y conmueve. (AA)

FRASE

Nos obligamos a corrernos de ese lugar en el que estábamos, en donde ya nos sentíamos firmes. Queríamos otra cosa”. Leonardo Fernández, actor.