Las nuevas medidas

Hever Sánchez M.

De una forma muy sigilosa se ha anunciado el nuevo paquetazo por parte del Gobierno. Como siempre, los más afectados son las grandes mayorías.

Los ecuatorianos a través de nuestra historia siempre hemos pagado los platos rotos de los desaciertos de los gobiernos. En esta secuencia, si ocurre un terremoto, el dinero para la reconstrucción sale de los ecuatorianos, de la gente común. Cualquier catástrofe que ocurra, quien asumirá los gastos será siempre el pueblo, las grandes mayorías.

Jamás se ha escuchado una medida explícita contra los banqueros, a quienes al contrario, se les perdona millonarias deudas con el Estado, contra los grandes importadores, contra los grandes poderes económicos, hacia los grandes tenientes de tierra como es la Iglesia y otras instituciones que no aportan al Estado. Ellos son intocables.

Hace tiempo se viene planteando la eliminación de algunos asambleístas y la baja de sueldo para todos ellos, se ha planteado una reducción de las Fuerzas Armadas; a los presidentes que se han encargado de hundir al país se les sigue premiando con sueldos vitalicios. Ellos no están dentro de “los ecuatorianos” que deben arrimar el hombro.

El Gobierno, siguiendo las órdenes del Fondo Monetario internacional, aprieta los cinturones de la gente para quedar bien con ellos. Los altos funcionarios de Estado siguen percibiendo altísimos sueldos, viajan en primera clase y van a hoteles cinco estrellas, mientras nosotros, seguimos arrimando el hombro.

Solo por gastos de internet y llamadas de los asambleístas, el Estado malgasta casi un millón de dólares al mes, eso sin contar dietas, sueldos, viajes de placer y otros. Se pagan cientos de millones al año en publicidad, no se ha vendido el avión presidencial, se han pagado millones en cambiar logos de las entidades públicas y en otras cosas innecesarias y somos nosotros quienes debemos arrimar el hombro.

Finalmente, tampoco se podrá protestar esta vez ya que estarán prohibidas las reuniones, según ellos para prevenir el coronavirus, la realidad: aceptar las medidas sin chistar, sin reclamar, sin alzar la voz. En definitiva, ellos a seguir derrochando y nosotros a arrimar el hombro. (O)

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