Parches económicos

Parche: pedazo de tela, papel, piel, etc., que se pega sobre una cosa, generalmente para tapar un agujero. Parche: solución provisional, y a la larga poco satisfactoria, que se da a algún problema.

Lejos están las medidas económicas anunciadas la semana pasada por el Gobierno de ser una solución real a lo que han llamado un ‘shock’ provocado por el coronavirus, la caída de las bolsas y los precios del petróleo, y las ya maltrechas finanzas ecuatorianas.

Las medidas oficiales no tienen ningún componente de reactivación productiva; peor de soporte para la pequeña y la mediana empresa; y mucho peor, no dan ningún paso hacia la tan ofrecida reforma laboral. En segundo lugar, las medidas son netamente fiscalistas; es decir, buscan obtener recursos para cubrir las obligaciones de este año, de ‘ahoritita’; pero no topan los principales problemas estructurales. No aligeran el todavía pesado Estado y vuelven a echar mano de impuestos regresivos e improvisados para sacar dinero de la clase media y las empresas.

Hay que debatir muy seriamente la necesidad de eliminar los subsidios a los combustibles. Además, si no es posible una reforma laboral integral, al menos impulsar las 4 o 5 reformas ya consensuadas con empleadores y trabajadores; sobre todo con respecto a modalidades de contratación. Impulsar un plan claro de renegociación de los tramos más caros de la deuda.

Y, además, que el Estado pague a los proveedores a los que debe desde hace más de un año, aunque sea con papeles que luego puedan usar para cubrir obligaciones tributarias. Es momento de dejarnos de parches y de atender las heridas de verdad.

«El ignorante, si calla, será tenido por erudito, y pasará por sabio si no abre los labios”.

Salomón
Rey de Israel (970 AC-931 AC)

«La ignorancia es la noche de la mente: pero una noche sin luna y sin estrellas”.

Confucio
Filósofo chino (551 AC-478 AC)