Coronavirus y políticas públicas

Salvatore Foti

Para combatir el virus que ha cambiado al mundo, hay que tomar medidas contundentes y bien planificadas; si bien es cierto que, desde China llegan noticias alentadoras por el desplome en el número de casos de contagios, también es cierto que, en Europa -en Italia y España, especialmente-, el fin de esta plaga está lejos. La salud está al borde del colapso y las medidas adoptadas no logran obtener, dentro de un corto plazo, bajar el número de infectados.

El virus nos conlleva a diferentes problemas: la enfermedad, en sí; la insostenible demanda en los hospitales; el contagio y los equipos médicos que representan la diferencia entre la vida y la muerte.

Debemos esperar medidas eficaces del Estado, que van más allá de las restricciones y prevención. Estas deben, necesariamente, incluir una respuesta seria por parte de hospitales públicos y del Ministerio de Salud, pues lo mejor sería que nadie se enferme gravemente ni que suba el número de contagiados, pero no podemos permitirnos que si esto pasase colapse el país entero por falta de visión.

¿Contamos con suficientes aparatos para asistir la respiración? ¿Con suficientes camas en cuidados intensivos? ¿Estamos adaptando y construyendo más lugares? ¿Estamos adquiriendo más mascarillas y los insumos para el personal médico?

Hasta ahora se han tomado medidas que, seguramente, han contribuido a mantener bajo control al virus, pero hay que buscar respuestas en caso de que la situación empeore.

Mejor exagerar para estar preparados, que subestimar. Si nos equivocamos por haber extremado las medidas, no habrá consecuencias; pero si nos equivocamos por subestimar, las consecuencias, serán casi insuperables.

El virus ya está aquí y aún no ha logrado perjudicar tanto: hagan todo lo que haya que hacer.

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