El ‘Chagra’ Paredes

POR: Germánico Solis

Los pueblos conservan el genio de hombres y mujeres excepcionales, rastro de cualidades y paso digno por esta vida, sus existencias tuvieron repercusión y son inolvidables. Hay filósofos, sabios, sofistas. La palabra y carácter los distinguió, muchos por afinidades con las artes, ciencias, política, oficios. Hay y hubo semblantes que por su temple y originalidad son rúbrica de la tierra.

Caranqui es suelo especial, cuna épica de la patria, asiento de historias, vena incuestionable de la genealogía, tradiciones, fortificación y gloria de sus herederos. Asimismo, terruño de don Carlos Manuel Paredes Mantilla, habitante de linaje y sangre oriunda, hijo de Juan Elías Paredes y Pastora Mantilla. Educado en La Salle, desde niño respondiendo a los ideales de buena vecindad, amistad y solidaridad. Fue profesional del volante en la época que era esencial ser señor. Distinguido por ese halo dado por Dios, la palabra, el liderazgo y un corazón filántropo.

Anduvo por su bienquisto Caranqui, firme, garboso, apuesto, vistiendo terno, corbata, y para su trabajo un suéter de calidad. Su oficio le dio bienestar y confort. Sus ideales le ligaron al liberalismo, su casa se hizo lugar preciso para la tertulia, el festejo de onomásticos, negocios, albergue del canto, guitarras, brindis y bromas. Fueron amigos perdurables Julio César Trujillo, Pepe Tobar, Galo Larrea, Pedro Carrillo. Fue miembro y maestro del Sindicato de Choferes de Imbabura.

El ‘Chagra’ Paredes avivo el buen saludo y el abrazo fraterno, corrigió las faltas humanas utilizando refranes y dichos. La chispa y la broma cobraron finura y regocijo, cuando apodó a vecinos y amigos, era el realce a cualidades o fisonomías, a un señor de corta estatura de llamó “piojito”, a un vecino que tenía un diente brillante, “el muchita de oro”.

En una ocasión asistió a un evento con pantalón verde, camisa roja y sombrero cortesano. Su hijo Juan comentó: ¿quién será ese señor? ¡Qué chagra!, fijando le llamaran el ‘Chagra’ Paredes. Fundó una familia respetable con doña Inés Ortiz, tuvo 10 hijos, muchos compadres. Años atrás una caída le llevó a la infinitud, aunque viven en Caranqui sus decires y su eterna figura.