Estatuas que se tocan y traen buena suerte

Existen varios ritos para llamar a la suerte. Uno de ellos consiste en tocar ciertas estatuas a las que, por alguna razón histórica, literaria o mitológica, se les atribuye el poder mágico de atraer la buena fortuna, y que por esto se han convertido en grandes atracciones turísticas.

Genial.guru recopiló antecedentes de diversos monumentos de este tipo alrededor del mundo. (PT)

Estatua de la
princesita
(Budapest)

Sentada y dándole la espalda al Danubio se encuentra la estatua de la princesita, una figura ubicada sobre la barandilla que separa las vías del tren de la calle en el centro de Budapest. Su creador fue László Marton, y su inspiración fue su hija mayor, a la cual, de pequeña, le gustaba disfrazarse como si fuera de la realeza.

Los transeúntes que pasan por allí suelen tocarle las rodillas ya que, según la leyenda, eso trae buena suerte.

Estatua de John
Harvard (Cambridge)

La Universidad Harvard en Estados Unidos es considerada una de las más prestigiosas del planeta, y su nombre se lo debe a John Harvard, un clérigo sin descendencia que le dejó a la institución como herencia una biblioteca con cerca de 400 libros. La casa de estudios fue fundada dos años antes, por lo que el donativo fue un impulso importante para su crecimiento. En el campus se erigió una escultura en su honor. Los estudiantes y los turistas que visitan el lugar generalmente frotan la punta del zapato izquierdo de la escultura como augurio de buena suerte.

Il Porcellino
(Florencia)

La Fontana del Porcellino (en Florencia) es una popular fuente con la figura de un jabalí salvaje hecha en bronce por Pietro Tacca hacia 1633. La tradición popular indica que debe frotarse el hocico del animal y después introducir una moneda en su boca para obtener buen augurio. Si cae y se mete por la reja donde pasa el agua, traerá fortuna.

El limpiador de chimeneas (Leópolis)

En la ciudad de Leópolis, Ucrania, existe un restaurante único en el mundo. Su nombre es ‘Casa de leyendas’, y tiene cinco pisos, cada uno con pequeños salones ambientados de acuerdo con distintas leyendas locales. En el techo hay un viejo coche en el que los visitantes se sientan a tomarse fotos mientras disfrutan de una vista aérea de la ciudad, y dos chimeneas, una de ellas con una estatua. La tradición indica que, al llegar al tejado, debe tirarse una moneda y meterla en el sombrero que este hombre tiene en una de sus manos para tener fortuna.

Cumil (Bratislava)

La estatua de un obrero descansando sobre una alcantarilla mientras observa la calle del casco antiguo de Bratislava se convirtió en una gran atracción turística. Su nombre original es Cumil, que en eslovaco significa algo así como ‘curiosear’. Y, aunque las malas lenguas afirman que se dedica a observar bajo las faldas de las turistas, las buenas dicen que cumple un deseo si se toca su casco.

Está hecha en bronce, y su autor es el artista local Viktor Hulík.