A partir de hoy, los ecuatorianos estamos obligados a mantener absoluto aislamiento social. El Estado de Excepción dictado por el Presidente de la República, y que rige desde ayer, exige el cese de todo tipo de actividad no relacionada con servicios básicos, de salud, alimentación, limpieza y comunicación.
Mucho se habla y se teme del efecto económico que el Covid-19 tendrá en el país y el mundo, pero debemos recordar que detrás de las cifras están millones de seres humanos. En estos días, el país tendrá que despertar ante una nueva realidad y se evidenciarán más que nunca las falencias del tejido social que como nación hemos construido: cerca de un millón y medio de habitantes viven en pobreza extrema.
En el país hay más de 100 mil inmigrantes indocumentados, 40 mil presos, cinco mil mendigos, enfermos terminales e individuos de distintas edades, etnias y nacionalidades que subsisten con lo poco que logran obtener en el día. Se suman a estos grupos vulnerables, todas las personas de la tercera edad que gozan de salud y de todas sus capacidades físicas y mentales; pero que deberán permanecer en casa.
Declarada la Excepción, el Gobierno tiene a su disposición recursos que deberá administrar con inteligencia. El objetivo es detener el contagio masivo, pero también se debe salvaguardar la integridad física de la población y destinar recursos a asistir a los más vulnerables.
En estas semanas de aislamiento, protegeremos nuestra vida y la de los nuestros. No olvidemos tender una mano a nuestros hermanos menos atendidos. El virus no discrimina, tampoco debe hacerlo la solidaridad.
Todo necio siempre confunde valor y precio”. Antonio Machado. Poeta y prosista español (1875-1939)
Desde los tiempos de Adán, los necios son mayoría”. Casimir Delavigne. Poeta y dramaturgo francés (1793-1843)