Drama de una familia guayaquileña, cinco días con el cadáver

El miedo, la desesperación y el dolor se apodera  a medida que pasan las horas  en la familia Bone Cabezas.
El miedo, la desesperación y el dolor se apodera  a medida que pasan las horas  en la familia Bone Cabezas.

Redacción GUAYAQUIL

El miedo, la desesperación y el dolor se apodera a medida que pasan las horas en la familia Bone Cabezas. Hace cinco días falleció José Bone, comerciante, sustento de su hogar y de una humilde vivienda situada en la mz 51, solar 7 de sector Ebenezer, Monte Sinaí, al noroeste de Guayaquil.

Familiares señalan que el hombre de 56 años falleció con síntomas ajenos al Covid-19, enfermedad que ya deja un promedio de 93 fallecidos a nivel nacional, según cifras que maneja el Ministerio de Salud.

Yolanda Mina, cuñada de la víctima, contó que Bone sufría de hígado graso y un día antes de su deceso presentó cólico, diarrea, presión alta y descomposición física lo que la hace asegurar que su muerte no se debió a una infección viral.

Sin embargo, dice vivir el mismo calvario que atraviesan cientos de familias guayaquileñas que en esta emergencia han perdido un ser querido ya sea por Covid o por otra patología: » la indiferencia por parte de las autoridades».

«Nadie quiere venir a recoger el cuerpo. Hemos dejado en claro que él no murió por esta enfermedad, pero el miedo es tan grande que no los mueve. Nos han dicho que esperemos pero no sabemos hasta cuándo, el cuerpo está en pleno proceso de descomposición, emana mal olor, cada vez más fuerte, tenemos miedo de acarrear con una infección muy grave, sobre todo los niños», dijo Mina.

La mujer contó que uno de los problemas es obtener el certificado de defunción. Lleva varios días pugnando para una atención. Cuenta que la fila de personas que esperan por el documentos en el Registro Civil es masiva y eso dificulta el trámite. «Nos dan un turno, sin embargo, no nos atienden».

Pero este no es el único problema con el que tienen que batallar. También buscan un lugar para darle cristiana sepultura a su familiar.

Un allegado les otorgó una bóveda en el cementerio General, pero primero deben hacer un proceso de de exhumación.

«Tenemos que tener la licencia, el trámite es engorroso y no hay alguien que nos atienda. Estamos yendo y viniendo de la Junta de Beneficencia pero todo está complicado, no sé lo que pasa, estamos desesperados», se agobia la mujer.

Mina escuchó hablar de los terrenos que el Municipio junto al Gobierno ejecutarán para darles una sepultura digna a los fallecidos. Espera que la solución llegue urgente.

Confiesa que en su sector la gente está muy alarmada. Unos vecinos le han ayudado con un poco de cal para atenuar el mal olor que emana el cuerpo.

Sollozante asegura que lidiar con la parte emocional es tal vez el proceso más difícil.

«Además del dolor de la pérdida, tenemos que ver como nuestro ser querido se deshace, vemos que ya revienta, sentimos impotencia».

En la pequeña villa donde habitan siete personas entre niños y adultos, y en donde reposa el cadáver, no queda nadie. La esposa, hijos y nietos de Bone se han tenido que distribuir en casas de familiares cercanos.

Mina señala que ella vive e a tres casas de la vivienda de su cuñado y ha tenido que albergar a una parte de su familia. La alimentación es otro factor que les preocupa por lo que apela a la solidaridad de las autoridades. (JCL)