Señor, ¿por qué se va la vida?

Lenin Paladines Salvador

La vida no se va Pancho Pueblo, la vida la dejamos pasar, se nos va como el agua entre las manos… porque no hemos aprendido a vivir, a sentir cada minuto de nuestra existencia, a compartir cada una de nuestras esperanzas, y a construir en la unidad, cada uno de los sueños que acunamos en la niñez.

La vida es un regalo que no hemos aprendido a conservar, es el puente entre el amor y la eternidad, entre la felicidad y la divinidad, es la floración que acompaña a cada ser humano para trascender en este corto lapso de nuestra existencia, por tanto, o aprendemos a vivir caminando con la luz de la verdad… o dejamos que la vida se vaya con la tristeza del olvido.

La vida se nos va sin retorno y sin dejar huella, porque no hemos aprendido a vivir en paz, en unidad, con la sana crítica que nos ofrece el derecho para disentir nuestras ideas en democracia. ¡No! lo que hemos venido construyendo es la oposición por el placer de oponernos, o quizá, la ingrata tarea de destruir aquello que con esfuerzo y dedicación realizaron otros.

Vivamos cada día como el último de nuestra vida, hagamos las tareas pensando en los que vienen, en el camino que trazamos para nuestra descendencia. La vida nos permite aprender y crecer cada día, por ello, es válida tu reflexión Pancho Pueblo: no es más inteligente… aquel que pregona todo lo que cree saber… sino aquel que con valentía, reconoce todo aquello que le falta por aprender.

La vida nos permite existir, pero más allá de este don maravilloso, será necesario crear, construir, aprender a sufrir y ser cauto en el triunfo, pues más allá de la alegría de vencer, está la prudencia de saber que la vida es dolor, satisfacción y felicidad; por ello, no esperemos con ansiedad el mañana… porque perderemos de vivir el día de hoy; para que esto suceda les deseamos: …buen viento… y buena mar. (O)

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