Guayaquil sigue amaneciendo con muertos en sus calles y barrios

En el vecindario nadie dice como llegó al lugar y algunos creen que vino de otro sector de la ciudad y lo abandonaron en ese punto.
En el vecindario nadie dice como llegó al lugar y algunos creen que vino de otro sector de la ciudad y lo abandonaron en ese punto.

Redacción GUAYAQUIL

El amanecer de este sábado 4 de abril no ha podido ser diferente al resto de los días de la semana que fenece. Esto, porque los cadáveres, por coronavirus u otras enfermedades, son muchos y aún esperan ser retirados de los barrios de Guayaquil.

Harvey Maya, quien reside en el sector de Bellavista, norte de la urbe, cuenta que salió de su domicilio en busca de pan para desayunar. La escasez del producto es evidente y por ello debió avanzar un poco más allá de su zona de vivienda.

En su trayecto, recorriendo la avenida Orellana, en el parterre central de la calle, observó un cuerpo envuelto en sabanas sobre una banqueta. El fallecido yacía, incluso, con un parasol como para que se proteja del sol.

En el vecindario nadie dice como llegó al lugar y algunos creen que vino de otro sector de la ciudad y lo abandonaron en ese punto.

Por esto, Maya dice que así está Guayaquil, con muertos por aquí y por allá, pese al trabajo de retiro que realiza la Fuerza de Tarea Conjunta, dirigida por Jorge Wated.

Incluso, hay llamados desesperados a través de videos caseros, donde la gente clama porque se lleven sus muertos. Son escenas y testimonios que se repiten en los cuatro puntos cardinales del Puerto Principal.

Hay viviendas donde los occisos esperan en los porches cubiertos en sábanas, unos con trapos viejos y otros con abundante cal, para evitar su descomposición y putrefacción.

“Estamos saturados con tantos muertos, ya no tenemos descanso, dormimos cinco horas y a veces menos, se recoge muerto tras muerto, que hasta hemos perdido la cuenta de cuántos levantamos en un día”, es lo que señaló un agente de Medicina Legal que cumplía con su agenda en el sector de la cooperativa Francisco Jácome.

Contó que el incremento de cadáveres hace que le quede casi nada de tiempo libre.

El agente, evitó dar su nombre y el número de fallecidos que recoge diariamente en su unidad. (DAB)