El mundo Pos-Covid

Nos ha llegado un paro forzoso, como un ingreso en rehabilitación. Sin duda estamos viviendo un momento histórico, un parte aguas, y no sabemos que nos espera en la otra orilla. En general podemos pronosticar que mucho trabajo, esfuerzo y muchas decisiones importantes. Cuando salgamos de nuestras casas el aire será más limpio, y espero que valoraremos lo mucho que importa una tarde con amigos, echar un cafecito, ir de paseo a los parques, coger la línea del bus y saludar a los que se quiere con afecto. Sabremos que la vida es eso, y ahí hay una tremenda ganancia.

Pero también nos encontraremos con fuertes desafíos. La globalización se topa con un obstáculo que sorteará con su propia medicina, no hay salida posible que no responda a un plan de acción global. El mundo y en particular nuestro país se encuentra en una encrucijada económica de la cual solo podremos salir con mucho esfuerzo y conciencia y no precisamente de clase, sino de especie y de futuro; lo más parecido que hallemos al sentido común. De seguro, la población será más temerosa, más prudente. Lo que de verdad espero que nos traiga es a una población más disciplinada, y preocupada por su labor dentro del cuerpo social. Las crisis son desafíos ciudadanos y cada uno debe afrontarlas desde su trinchera, en este caso desde sus propias casas y luego desde sus trabajos y sus puestos de estudio o dirección. Hace unas semanas hablaba de cómo el miedo es aquello que frena la ciencia y el desarrollo, y no me retracto, pero la extrema despreocupación también es un obstáculo. La ausencia de pánico no debe traducirse en indiferencia y la develación de nuestra temporal impotencia no debe transformarse en un justificativo para el caos, o el terror del autoritarismo. Se vienen tiempos difíciles y nuestra generación no ha sido preparada para esto.