Sin casa en tiempos de ‘Quédate en casa’

Zoila Isabel Loyola Román

“Quédate en casa» es la mejor manera de prevenir el contagio del coronavirus. El confinamiento domiciliario obligatorio, es inédito para todos, complejo para muchos, pero para la “gente de la calle” es literalmente imposible por la cruda y sencilla razón de que no tiene una casa en dónde quedarse.

Según los datos oficiales del Instituto de Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), en 2019, el déficit habitacional afectó al 31% de ecuatorianos, es decir que dos millones de compatriotas no tienen una casa donde quedarse, que duermen habitualmente en las calles. Probablemente estas cifras hayan crecido después de un año marcado por la inaudita oleada de refugiados y solicitantes de asilo.

Asimismo, hay al menos 4 millones de ecuatorianos en situación de informalidad laboral, según las cifras del (INEC); deducimos que podrían ser muchas más, debido a la cantidad de despidos intempestivos sucedidos en 2019. El desempleo, subempleo, la mendicidad siguen en el Ecuador como un problema sin resolver, estamos ante un sector de la población especialmente crítica, debatiéndose en miserables condiciones de vida, aun antes de la epidemia: personas que duermen en la calle o bajo un puente, mendigos, migrantes de paso, vendedores ambulantes, servicio doméstico… que a sabiendas del peligro al que se exponen, buscan una opción, aunque sea mal remunerada y en condiciones laborales deficientes.

Este panorama desastroso demanda de una nueva conciencia ciudadana, unas nuevas relaciones de producción, y una nueva práctica social y política, con entrañas y cuyos ejes sean la dignidad humana, la libertad y el interés colectivo, en plena armonía con los demás. Es la única alternativa a la crisis que hoy enfrentamos y que pone en serio riesgo la existencia humana. (O)

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