El hambre mata el miedo

Yadira C. Torres

Nuestra realidad parece ficción, no avanzamos a superar conflictos de corrupción que han devastado la economía y la moral de nuestro país, y; el espeluznante miedo al hambre, incitado por la aparición de una pandemia nos acecha.

Resulta pavoroso ver transitar el hambre, cuerpos temerosos a contagiarse por el virus caminando por las calles en busca de sustento, rostros desencajados que temen quedarse sin trabajo, y el sentir desesperado de los informales anunciando que no tienen para comer.

El miedo del pueblo es latente, la pobreza lo agobia y lo impulsa a desafiar el peligro, saliendo a buscar el sustento para sus necesidades. A un mes de confinamiento, y; a pesar del liderazgo y solidaridad de ciertos sectores, se escucha que las ayudas no llegan a todos, situación que debela la magnitud logística y la prolongación del aislamiento. Para gran parte de ecuatorianos, salir o quedarse en casa se convierte en un atentado a la vida. Para todos, salir de casa, implicaría una ola de contagios insostenible, que descompondría lo logrado con el aislamiento.

Hemos acatado disposiciones de quedarnos en casa, con la consigna que lo económico se recupera, hemos priorizado gastos personales; hoy dependemos de las decisiones y responsabilidad del gobierno y nuestras. Conscientes somos de la necesidad de sacar adelante al país, de que el proceso es largo, y que el Estado ha gastado con antelación lo que no tiene; pero urge preservar la vida, y al precio que sea, debe adquirir equipos necesarios para tomar muestras de Covid-19, a la mayor cantidad de potenciales infectados, a precios asequibles para familias, y puedan ser confinados a tiempo. Los demás, con las debidas precauciones, reinsertarlos de apoco a activar nuestra deteriorada economía, para que el hambre no mate al miedo. (O)

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