Nos quedan debiendo

El gerundio es completamente intencional porque es una acción simultánea que aún está en ejecución. Se refiere a la institución educativa en su conjunto, que ha demostrado ser la menos previsiva de situaciones de futuro.

Desde los inicios de la teleducación, que para muchos demostró ser un fracaso, pero que para instituciones como Irfeyal, presidida por mi maestro de sociología en el colegio, el P. Niño, ha sido una solución educativa para muchos sectores que no cuentan con acceso a la infraestructura escolar ni a programas educativos.

Las instituciones educativas siempre se vieron el ombligo, cada una como particularidad: la pública, la privada, la de educación básica, la media y la superior, incluso la de posgrado, sin estructurar un sistema a futuro, sin verse como parte de un engranaje que construye ciudadanos del futuro, sino como individualidades en pugna entre sí.

Ahora nos damos cuenta que las instituciones educativas no han preparado a la gente para los problemas inexistentes. La educación es eso: pensar en los problemas que no existen y darles soluciones, porque piensa escenarios de futuro. Lo otro es reaccionar a condiciones predeterminadas, que aun sabiendo que existen lo hacen mal.

Solo la ciencia ficción ha pensado en situaciones como la actual. Solo el arte ha desarrollado proyecciones como estos momentos de aislamiento. Y la respuesta de las instituciones educativas ha sido: sigamos en lo mismo, pero con otras herramientas.

Por lo tanto, estamos asistiendo a la mayor negligencia educativa del milenio: pensar de la misma manera al mundo, verlo con los mismos ojos y medirlo de igual manera con otras herramientas. Es como usar una escopeta para matar mosquitos.

Y nos siguen debiendo porque no quieren cambiar, porque para las instituciones educativas, esto pasará y volveremos al mismo pupitre, a la misma rutina, donde todo ha cambiado menos la mentalidad y la forma de ver el futuro.