Santiago Armijos Valdivieso
A pesar de que la situación económica y social del Ecuador es difícil, dada la falta de fondos que en su mayor parte fueron despilfarrados por el correísmo, del desplome estrepitoso del precio del petróleo, de los efectos de la vandálica revuelta golpista de octubre 2019 y del brutal embate de la pandemia del coronavirus, existen noticias alentadoras para encontrar el camino hacia días mejores.
Una llega desde la Unión Europea con el anuncio de que nuestro país está identificado como prioritario para recibir ayuda para enfrentar al Covid-19. Otra proviene desde los tenedores de bonos de la deuda externa, quienes aceptaron el diferimiento de pago de intereses. Son también noticias positivas: la apertura de organismos crediticios internacionales para brindar apoyo a los países más vulnerables, la solidez y liquidez que caracterizan al sistema financiero nacional, la multiplicación de donaciones privadas para luchar contra la enfermedad y el hecho de que las funciones Ejecutiva y Legislativa (aunque con mezquindades politiqueras en la Asamblea) estén buscando alternativas para dar cara a la crisis.
Desdichadamente, en la orilla opuesta, persisten bajezas humanas que oscilan entre, los venenosos y exagerados señalamientos, con carencia propositiva, para invocar defectos a cada solución planteada, y las malignas cajas humanas de resonancia para divulgar noticias falsas, morbosas y distorsionadas.
Con todo ello, en base a los consensos nacionales existentes como la priorización de la vida por sobre la economía, la renegociación de la deuda externa en mejores condiciones, el mantenimiento de la dolarización, la obtención de nuevos créditos internacionales y la solidaridad de empresas y trabajadores, debemos seguir tejiendo estrategias para salir adelante, rogando eso sí, que quienes no estén dispuestos a ayudar, al menos despejen el camino para que otros lo hagan. (O)