Según la OIT, 195 millones de empleos se perderán a nivel global en tres meses debido a la pandemia del Covid-19, de los cuales 14 millones corresponden a Latinoamérica y el Caribe, el impacto será devastador, mucho mayor a la crisis financiera mundial del 2008.
El mundo entero está sufriendo una emergencia sanitaria y continuará con una económica y social, Ecuador de ninguna manera es la excepción, por el contrario la afectación puede ser mayor al enfrentar esta crisis, en una situación económica compleja, con un déficit fiscal recurrente, sin reservas internacionales, con un precio del barril de petróleo de USD22, lo que impedirá que el Gobierno pueda liberar recursos para la reactivación económica, como lo ha hecho Perú con un fondo de USD25.000 millones, que equivalen al 12% de su PIB y para graficar más el nivel de la crisis lo anunciado por Estados Unidos con un salvataje de USD2,2 trillones.
Pese a la compleja situación, ciertos sindicalistas y políticos populistas quieren evitar los despidos mediante leyes, algo tan absurdo como si se pudiera evitar las muertes del COVID por una ley. Nadie despide por deporte, hay quienes como último recurso para evitar la quiebra han optado por el despido intempestivo o la terminación de la relación laboral por fuerza mayor.
Con un mercado laboral desde antes deteriorado, en el cual solo el 38,8% tienen un empleo adecuado, una medida necesaria para evitar más desempleo es la suspensión temporal sin remuneración, como el ERTE (expediente de regulación temporal del empleo) en España, acompañado del pago inmediato del seguro de desempleo, esto permitirá que, una vez superada la emergencia sanitaria, los trabajadores continúen laborando con el pago de sus haberes ordinarios.
Ahora más que nunca vale recordar al Premio Nobel de Economía, James Heckman que sostiene que existe una relación directa entre el desempleo y la rigidez laboral, en tal sentido o nos adaptamos a la nueva realidad o las cifras de la OIT quedarán cortas.
Es el momento de un acuerdo nacional, sin egoísmos políticos, con el apoyo de recursos internacionales, con fe, optimismo y arduo trabajo, saldremos adelante.