Estado paternalista

El paternalismo no es otra cosa que la protección que brinda el padre a sus hijos, conducta que el Estado ha adoptado como suya para estimular la producción y la economía de la población de bajos recursos; lo cual efectivamente sería digno de encomio si solo este sector de la población resultara favorecido. Mas si quienes se aprovechan de estos beneficios, (a los cuales llamaremos por su nombre: subsidios), son personas adineradas y contrabandistas que lucran del dinero del pueblo, ya sea por medio de la gasolina, diésel, gas y otros subvencionados, cruzando fronteras sur y norte, se deberían eliminar y focalizar en favor de las clases más desposeídas.

Este mal llamado paternalismo ha servido para que ahora las arcas fiscales sacrifiquen sus reservas, entreguen valores en efectivo, bienes y servicios que no siempre llegan a los más necesitados; puesto que los cleptómanos ya metieron su mano con sobreprecios vergonzosos e incontrolables, burlándose de la gente más humilde y llevándose millonarias cantidades que perjudican al erario nacional.

Los ecuatorianos nos hemos mal acostumbrado a que el Gobierno Central, los GAD municipales y provinciales nos solucionen la vida, para lo cual los informales y hasta los formales han llenado las calles y veredas con sus mercaderías, obstaculizando el flujo vehicular y de personas; claro está que serán reubicados, pero aquello no quiera decir que incluso se les dé construyendo los locales, porque el dinero de la municipalidad es de todos los santodomingueños y no de un grupo minoritario; quienes bien podrían formar asociaciones y recurrir a la CFN, hacer su crédito y construir centros comerciales.

Santo Domingo es un sitio estratégico para el comercio, con vendedores que han surgido desde abajo laborando en calles y avenidas, quienes hoy por hoy merecen crecer organizadamente como lo han hecho muchas personas que con su esfuerzo, sacrificio y capacidad se han convertido en verdaderos empresarios, generando trabajo y empleo para otras familias. Hoy mismo en la Asamblea se está creando una ley para formar sociedades público-privadas, donde los comerciantes tendrán una oportunidad para desarrollar sus actividades en forma más técnica y sobre todo más humana; ya que la costumbre de pedir y más pedir únicamente generará el vivir del día a día.

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