Ya en la transición

En Santo Domingo estamos aún en categoría de semaforización roja, pero muchos concuerdan que parece amarilla, y así casi sin darnos ya estamos embarcados en esta transición de retorno a una rutina aún desconocida, acoplándonos, rediseñando los propósitos 2020, negocios, proyectos, educación, alimentación, las ciudades y transporte.

Regresamos perdiendo costumbres, trabajos, contacto con seres queridos, es decir perdiendo algo y en efecto, algunos nos encontramos pasando o superando a nuestro propio ritmo todos los estadios conocidos de un duelo: negación, ira, negociación, depresión y aceptación.

Nos reinventamos a la fuerza o quizás solo nos reinventamos a mayor velocidad, vemos la grandeza del ser humano plasmada en la forma como nos superamos de las adversidades, dificultades que innegablemente requieren de un esfuerzo individual extraordinario, donde descubrimos y ganamos nuevas habilidades y capacidades, que nos fortalecen en todos los ámbitos, pero sin duda también hay otras adversidades que requieren de esfuerzo colectivo donde todos nos sostenemos económica y moralmente. Nos sostenemos y levantamos como sociedad.

Nadie puede proyectar con certeza la realidad que tendremos en uno o cinco años, vemos que ninguna proyección y menos profecía calza plenamente en nuestra realidad, pero al paso que vamos ¿qué podremos esperar si seguimos compitiendo por ser una de las ciudades más indisciplinadas del país? Todos acarreamos consecuencias de la pandemia y mientras la vulnerabilidad al virus al momento no cambia, solo estamos aprendiendo a convivir a la fuerza con su presencia. En consecuencia, todo nos exige más balance y acción como ciudadanos, debemos enfocarnos en el presente, y en ese pensar que no se olvide que la responsabilidad y solidaridad de cada uno es esencial en la sociedad, eso si tendrá frutos en el tiempo tanto a corto como largo plazo.

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