Hasta este momento según el informe oficial No 81 del COE Nacional del Ecuador, se registra 33.582 casos con 4.466 fallecidos, cifra que corresponde al 13.2%, valorada como alta en el mundo. Santo Domingo de los Tsachila informa de 553 casos en estudio, cifras tomadas solo para un análisis global del problema que nos afecta, siendo preocupante si consideramos que la infraestructura médica de nuestra provincia es muy débil, imposible de sostener un aumento de casos, que nos llevaría a un desastre sanitario, si colapsa la débil seguridad medica que poseemos. Esto nos debe llevar a reflexionar a todos los ciudadanos que vivimos en esta importante zona del país, para apoyar a las autoridades de salud en el afán de salir airosos de este terrible flagelo que soportamos. Como un simple observador médico, deduzco, y así lo vengo afirmando, que deberíamos prepararnos para convivir con el virus, debiendo ser ya norma de vida, el uso de mascarillas, guantes y el aislamiento social que no debe desaparecer, sino incrementarse, aunque los semáforos cambien a verde, medida que la vemos venir, debido a la justa presión social que las autoridades tienen, presión que aumenta día a día.
Ante esta verdad que soportamos, es fundamental como sociedad, identificar los sitios donde pulula la presencia del virus y sobre ellos precautelar medidas que reduzcan el impacto sanitario. Un estudio actual realizado en España, por médicos veterinarios salubristas y confirmado por la prestigiosa Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard en los EEUU, nos indica que las superficies potencialmente más peligrosas son los carros y cestos de compra y las líneas de caja en cada supermercado de las ciudades, sitios donde aumenta el peligro de contagio, debido al uso de sus manillares y agarraderas, donde cientos y miles de personas las usan, sumando la manipulación de los alimentos en la línea de pago por el personal, sitios donde se debe asumir un mayor control para evitar la contaminación de las compras, deduciendo que debe ser norma usual en nuestras casas, desinfectar los comestibles en sitios adecuados, antes de ingresar a la cocina para su uso.