Las víctimas

Una noticia proveniente de China debería encender las alarmas de todo el mundo. Nuevos casos de infectados por coronavirus en ciudades que ya fueron declaradas como superada la pandemia. En buen romance, eso significa que una segunda ola de infectados está en camino y puede cobrar nuevas víctimas y obligarnos a seguir encerrados en cuarentena.

Parecería que la desinfección, las sacrificadas labores de los médicos y demás personal de la salud, no son suficientes como para derrotar e este enemigo invisible que ya va cobrando cientos de miles de seres humanos. Los científicos dicen que solo la vacuna podrá inmunizar a la especie humana de este peligro.

Mientras tanto, aquí, en el Ecuador, la indisciplina e irresponsabilidad aumenta y miles de ciudadanos, especialmente en las urbes más pobladas del país, a pretexto de ganarse unas monedas, exponen sus vidas y la de los demás.

Es verdad que la economía del país está al borde del precipicio, sus datos se vienen arrastrando desde hace años atrás, cuando el actual presidente, anunciaba que la “mesa no había quedado servida” como pomposamente anunciara el anterior. Pero ¿existe algún sector de nuestra población que esté dispuesto a sacrificar su bolsillo en aras de una recuperación económica? No, Ningún sector lo está. Es más, cada uno defiende lo suyo y casi a gritos proclama que todos los demás deben sacrificarse para que el propio siga inflándose.

Como si esto fuera poco, día tras día, los ecuatorianos somos testigos petrificados de los actos de corrupción que cometen quienes deberían ser los guardianes de la economía. Secretarios de Estado, directores y comisionados de compras de los hospitales públicos, del IESS de diferentes ciudades del país son acusados de compras con sobreprecios, traficando y delinquiendo con los dineros de todos los ecuatorianos, sanos y enfermos de toda condición social y económica, de toda edad, de cualquier raza, religión y condición son las verdaderas víctimas de esta pandemia y de estos ladrones.