País en desgracia…

La desmesurada baja del precio del barril de petróleo como consecuencia de la pandemia mundial, evidenciaron finalmente la debacle económica a la que caminábamos, gracias al irresponsable accionar del gobierno de Correa, que a más de “invertir” lo habido y por haber, creó entidades estatales sin oficio ni beneficio, para cumplir clientelarmente con sus compromisos políticos. También abonó a la desgracia la nefasta administración de otras empresas existentes, algunas en manos privadas, pero que incorporadas al Estado y bajo la tutela del correato, solamente sirvieron para liquidar las arcas fiscales.

No es afán volver al pasado porque sí, sino mirar los errores anteriores para poder echar andar. El Estado no tiene por qué ser el más grande empleador, esa debería ser labor de la empresa privada, sobre todo cuando no hay qué administrar y los imaginativos títulos no alcanzan a generar un centavo, por ejemplo esa secretaría a la que llamaron “del buen vivir”…

Ahora, bastante tarde, el gobierno actual trata de hacer una cirugía mayor, cuando el cáncer ha hecho metástasis, cuando no se sabe con qué se continuarán pagando las pensiones jubilares, cuando no tienen medio para afrontar la crisis sanitaria y quedan a las expensas de la beneficencia, porque también los fondos emergentes “invirtieron en la década ganada”.

Ahora se reduce la jornada laboral a seis horas, concordantemente con la disminución de salarios; sin embargo, las obligaciones financieras, los alimentos, la salud, se volverán más costosos. Recién se cierran diez empresas estatales, se recortan presupuestos de representaciones diplomáticas inútiles y otras acciones interesantes.

Cabe preguntarnos y qué va a pasar con la gente, con los despedidos, con los que no tienen nada que ver con las decisiones políticas y peor aún con la corrupción y que por desgracia son ciudadanos de este país. ¿Será que la banca va a ser benévola con sus créditos atrasados? ¿Sucederá que con las nuevas medidas, que le bolsiquean a la clase media, los empresarios van a poner el hombro, no con contribuciones, sino con sus propios empleados, dejando de percibir un poquitín menos de utilidades, pero solidarizándose con sus trabajadores? ¿No pasará que los corruptos asomen en libertad para disfrutar de lo robado?

Qué gobierno más necio e insensato el actual, sin otro horizonte que el de su antecesor, ahora, casi al final de su mandato, termina asfixiado en un momento estelarmente perverso para la Patria…

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