Buen y mal humor

El confinamiento no ha producido felicidad, salvo para los recién casados. Pero ha dado ocasión a que surja el buen humor en la intimidad de los quiteños que se cruzan chistes vía digital, como: yo duermo con mascarilla para evitar todo acercamiento; yo me lavo las manos seis veces al día, yo tres porque soy manco, aclara otro; recomendar no usar guantes, será un problema para los boxeadores, comenta otro. El mal humor queda para los analistas que predicen una hecatombe total.

Tomarse en serio es trivial. Lo cierto es el dolor pues éste hace amarse a sí mismo, que es el comienzo de amar a los demás y darse cuenta que el tesoro está dentro de uno mismo. Tomarse en serio produce efectos indeseables: rigidez, intolerancia, resentimiento. Mientras bailan, beben, aman y sufren (pues hasta el mismo López Obrador, por lento y populista les ha fallado), los mexicanos se matan de la risa, pues hasta las calaveras lo hacen, dicen por allá.

Shakespeare humorista: Hamlet con la calavera en la mano dice: “Ser o no ser esa es la cuestión…”, demuestra que solo un príncipe puede ser tan ridículo e intolerante. Los quiteños no tan profundos concluyen en lo mismo: “En vida hermano, saca la botella y juguemos al cuarenta, pues las cuarentenas no son perpetuas sino las dictaduras”. Pero votaron por Correa.

Los quiteños siempre hemos sido enredosos sociales: chismosos y algo mentirosillos (ahora llaman “fake news” los gringos, que inventan todo menos vacunas). Damos la razón al criticado Trump: juramos (mientras oímos a Julio Jaramillo) que ingerir alcohol cura todo, “pues volando se van las penas” e invitamos a los “panas” a reunirse, a pesar del sugerido distanciamiento social, que solo lo hemos utilizado con los acreedores.

El peor humor dan los legisladores, lo inició Correa, de poner apodos a las leyes. “Ley de Apoyo Humanitario”, como si el título alterara el articulado. Pronto expedirán la ley de la “Felicidad completa”, para que desaparezcan los infelices…de la oposición. Un chico bautizado Hitler es buenísimo y un Abel mató a su hermano.

[email protected]