Auxiliar a la niñez

Hoy se recuerda el Día Mundial contra el Trabajo Infantil. Con tristes y alarmantes cifras, organizaciones locales e internacionales pintan un panorama que, lejos de ser alentador, prende alarmas sobre la realidad del país.

Hasta 2018, se duplicó la cifra de trabajo infantil. El espectro es amplio: algunos viven en situación de calle y subsisten del trabajo que hacen para otros, y no necesariamente sus padres; otros dividen su tiempo con el estudio y el juego; muchos viven en una ‘normalidad’ en la que dedican hasta el 45% de su tiempo al trabajo doméstico. En este grupo predominan las mujeres, que desde los 5 años llegan a dedicar hasta seis horas diarias a labores domésticas.

En este aspecto, como en todos los que atraviesa la pobreza, hay además un agravante de género que trunca, en mayor medida, las oportunidades para las mujeres en este país.

La frágil situación social que contribuye a crear la pandemia del Covid-19 hará que, en 12 meses, cuando recordemos de nuevo el Día Mundial del Trabajo Infantil, las cifras sean aún peores.

A menos de dos semanas del regreso a clases en la Costa, se reporta hasta un 30% de ausencia. Muchos de aquellos menores que no accederán a la educación este año, engordarán las estadísticas del trabajo infantil; el efecto de la deserción escolar no será momentáneo, sino que se verá durante años.

El abandono a las necesidades de la niñez y adolescencia solo nos empobrece como nación. Agradecidas estarán las generaciones del futuro Ecuador, cuando asomen ‘estadistas’ que vean más allá de sus narices.

El fracaso es solo una oportunidad para empezar de nuevo, aunque con más inteligencia.

Henry Ford

La vida se expande y se contrae en proporción a nuestra valentía.

Anaïs Nin (1903-1977) Escritora francesa ‘avant-garde’ del surrealismo