Profesionalizar la política

No es de alarmarse que la comunicación gubernamental y de los partidos siempre esté en crisis. Lo lamentable es que quienes están vinculados con esa actividad, no sean expertos ni profesionales en el tema: siempre son los amigos que ayudaron en campaña, que saben algo de redes o tienen una empresa de publicidad.

Los partidos y movimientos políticos realizan su trabajo de comunicación solo cuando están cerca de las elecciones, y son fantasmas que ya no tienen la fuerza de otros tiempos, porque la sociedad ha cambiado.

Profesionalizar la política es necesario para las instituciones, pero mucho más para los ciudadanos, pues necesitamos que nos informen bien y de manera precisa; no requerimos de adoctrinamiento y la militancia es para pocos convencidos en sus líderes.

La comunicación de gobierno y los estudios de opinión van de la mano con lo que le interesa a la sociedad, la estimula y atemoriza al ciudadano.

En este panorama de incertidumbre, la mejor opción es administrar, precisamente, esa incertidumbre: preguntar a la gente sobre qué le motiva a salir de ella, qué puede hacer para anularla o disminuirla. La comunicación política solo es efectiva con investigación continua, pues se realiza desde la gente y no desde el líder.

¿Dónde está la gente? ¿Cuáles son sus necesidades? ¿Quiénes son sus líderes? En una sociedad en red, la democracia es compleja y se fundamenta en el diálogo, porque hablar entre iguales solo crea una burbuja ficticia que lleva a gobiernos y políticos a espacios falsos.

La crisis es constante y solo quien está completamente informado, puede administrarla y comunicar de manera efectiva frente a los ciudadanos. Eso es profesionalizar la política, lo demás es un “emprendimiento”.