Lavamanos, agua limpia y jabón

Sabemos que va a llevar un tiempo para que las escuelas y los establecimientos educativos en general operen con normalidad o, más bien, con esa “nueva normalidad” como se llama a lo que vendrá después del aislamiento y cuarentena que son las formas más populares, y al parecer, más efectivas para enfrentar al Covid-19.

Pero ese tiempo no es, ni puede ser, eterno y por lo tanto hay que prepararse a todo nivel para mantener los cuidados y, al mismo tiempo, hacerlo con la actividad productiva o escolar, con la posibilidad de que maestros, niños, adolescentes y jóvenes puedan retornar a las aulas y hacerlo con las seguridades que se requieren.

No hemos visto convocatorias ni preparativos por parte del Ministerio de Educación en este sentido, y eso nos preocupa. ¿Qué va a pasar cuando se autorice el retorno? ¿Cómo van las escuelitas rurales, las ubicadas en los sectores urbano marginales, a enfrentar estos retos?

Y no hablamos de temas complejos, de infraestructuras especiales. Nos referimos solo a elementales medidas que puedan hacer más viables la medidas de seguridad que se imponen.

Nos referimos a la disponibilidad de agua corriente y limpia en las escuelas, a la instalación de lavamanos suficientes para atender los frecuentes lavados en que los niños y los jóvenes tendrán que incurrir, si queremos mantenerlos a resguardo de contaminación y contagios.

Otro tema es el distanciamiento social. ¿Están las aulas preparadas para ese distanciamiento? Eso es algo mucho más complicado y haría que buena parte de la infraestructura deba ser adecuada o establecer jornadas diferenciadas para no abarrotar las aulas.

Pero, empecemos por lo primero, más lavamanos, agua limpia, enseñar con el ejemplo a lavarnos las manos con frecuenta para combatir, no solamente el coronavirus, sino también otras enfermedades que entran por la boca y que podrían evitarse con este simple procedimiento: agua y jabón. ¡A lavarse las manos!