Autodefensa

Aumentar sanción, no disuade el delito, cuando es susceptible de negociación a través de compra de atenuantes, cambio de delito, modificación de pena o tergiversación de la realidad. El modo de evitar la proliferación de delitos contra personas y bienes, es permitir tenencia, porte, uso de armas y establecer en la ley que: no comete homicidio, asesinato, ni ningún delito, quien como agente de la autoridad, miembro de la fuerza pública o ciudadano en ejercicio de sus derechos, mata o hiere en defensa de su integridad, de su familia, de sus bienes o en defensa de otra persona o bienes ajenos, durante la agresión o inmediatamente después.

Países que aplicaron este sistema de «autodefensa», lograron controlar delincuencia, corrupción, injusticia y mejoraron la seguridad, sin incremento del gasto público. El exceso de injusticia, corrupción e impunidad, es responsabilidad del sistema judicial. De allí que el prevaricato judicial, tipificado como: dejar de hacer lo que manda la ley o hacer lo que prohíbe, sin otro requisito burlador del acto; debe ser imprescriptible, sancionado con reclusión. Me refiero al requisito «burlador del acto», por experiencia: acusé de prevaricato, a una sala de la Corte de Justicia de Quito, el presidente de la Corte Suprema, al resolver en primera instancia manifestó: «Si bien es cierto se ha demostrado que los jueces no han aplicado las normas invocadas por el acusador, no es menos cierto que no se ha demostrado el desafecto…», en consecuencia, se los absolvió; lo cual es una burla, porque quien deja de hacer lo que manda la ley, a sabiendas, por profesión y oficio, no actúa con «afecto» hacia el perjudicado; lo hace con conocimiento y mala fe. Cuando el prevaricato sea imprescriptible y sancionado con 40 años de reclusión, no habrá afecto, ni coima posible que tuerza realidades para favorecer injusticias, corrupción e impunidad; puesto que de nada sirven leyes rigurosas, si quienes las aplican, son susceptibles de corrupción; como de nada le sirven «títulos, maestrías, postgrados» a un imbécil. Porque no hay ciencia que valga, si no hay inteligencia natural y nobleza de espíritu.

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