Dióxido de cloro: altamente peligroso para la salud

Sustento. No existen estudios científicos que comprueben la efectividad del dióxido de cloro para curar el Covid-19.
Sustento. No existen estudios científicos que comprueben la efectividad del dióxido de cloro para curar el Covid-19.

Mientras grupos sociales y religiosos piden se autorice su uso, científicos y médicos alertan sobre sus graves efectos.

Le bautizaron como la solución mineral milagrosa. Hay quienes dicen que gracias a ella se han curado del coronavirus y, hasta, del cáncer; incluso afirman que controla el autismo. Se vende por Internet desde $10 hasta $25. Lo cierto es que no existe un estudio científico que avale al dióxido de cloro como medicamento.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), en su página web, lo incluye en la sección ‘Consejos para la población acerca de los rumores sobre el nuevo coronavirus’, en la se desmiente ciertas creencias, como que añadir pimiento a la sopa previene o cura el Covid-19.

Debate sin pruebas

Hasta la Comisión de Fiscalización de la Asamblea llegó la Coalición Mundial de Salud y Vida (Comusav), que promueve el uso del dióxido de cloro en Ecuador.

Sus representes argumentaron que el compuesto -a la vez que brinda oxígeno- mata al Covid-19. Aparicio Alonso, miembro de Comusav en México, dijo que es “una sustancia simple y segura que se ha utilizado durante 100 años en el tratamiento de distintas enfermedades y que cambiará la forma de enfrentar la pandemia, por su rapidez y bajo costo”.

A ella se sumaron representantes de otros países; sin embargo, ninguno presentó estudios científicos que sustenten sus teorías. Se apoyaron en la religión y destacaron el pedido de obispos de 10 ciudades de Ecuador, quienes enviaron una carta al presidente de la República, Lenín Moreno, para pedirle que autorice el tratamiento pese a no tener estudios que lo avalen.

Científicos lo rechazan

Varias instituciones, como la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Central del Ecuador (UCE), la Sociedad Ecuatoriana de Medicamentos y Seguridad del Paciente (SEMS), entre otras, han reiterado que no hay evidencia científica que apoye la eficacia del supuesto tratamiento con dióxido de cloro, para combatir el coronavirus.

Luis Bassante, vocero del Colegio de Médicos de Pichincha, aclara que un medicamento antes de ser usado debe demostrar eficacia y que no sea tóxico.

Ante la falta de una cura, “la gente está desesperada y puede caer en un rango que va desde la verdad hasta lo falso”, explica Bassante, señalando que desde el efecto placebo que cualquier sustancia genera a una persona, se trata de venderla a los demás sin ninguna garantía. “No es ciencia si no hay demostración”, añade el médico quien recomienda que para sustentar los supuestos beneficios del dióxido de cloro es necesario tomar un rango de población, realizar pruebas y seguimiento. “Lo que hacen las farmacéuticas”.

Problemas cardiacos y más

La epidemióloga Andrea Gómez Ayora hizo un llamado a los profesionales de la salud que encuentren casos de intoxicación por consumo de dióxido de cloro, para que hagan “reportes de casos y ojalá publicarlos”, escribió en su cuenta de Twitter.

Y es que la comunidad científica local e internacional advierte que el compuesto llega directamente al estómago y el cloro atraviesa el intestino, produciendo problemas gástricos y digestivos.

Bassante agrega que no hay estudios clínicos controlados que demuestren su efectividad y tampoco que digan que es inocuo para el organismo, sino todo lo contrario: “El cloro es tóxico, irrita las mucosas. Por eso, en la Primera Guerra Mundial usaban cloro gas para matar”.

El médico señala que mientras la ciencia ha demostrado que el cloro puede ser cancerígeno, ninguna entidad ha certificado que el dióxido de cloro lo cure.

“Hay reportes de metahemoglobinemia, es decir, que el cloro se une a la hemoglobina y evita el transporte de oxígeno”, comenta Bassant. Además, indica que la ciencia ha reportado que causa daños renales, hematológicos y hepáticos.

Pese a las alertas, quienes los usan dicen que no les ha pasado nada. Bassante afirma que todos los cuerpos reaccionan de forma diferente: “hay gente que se ha tomado diablillos y no le ha pasado nada”.

Sin resultados

También cita que a nivel regional Bolivia ha señalado que seguirá usando el tratamiento y “como ve, en Bolivia sigue en aumento las muertes y los contagios. No han parado”. El país ha reportado que sus sistemas sanitarios han colapsado.

El dióxido de cloro es una solución al 28% de clorito de sodio en agua destilada.Ante el debate y la ilegalidad de su venta, la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa) solicitó protocolos para tener más detalles de su accionar en el organismo de pacientes, aunque no detalló si se iniciarán estudios científicos. (AVV)

No existe evidencia científica de que el dióxido de cloro, la ozonoterapia y el agua de mar ayuden en el tratamiento del Covid-19”. Estudio científico divulgado por la Facultad de Medicina de la PUCE.

Efectos que el dióxido de cloro podría causar

  • Problemas renales
  • Ritmos cardiacos anormales y mortales
  • Daños cardiacos
  • Insuficiencia hepática aguda
  • Disentería
  • Intoxicación
  • Vómito
  • Destrucción de glóbulos rojos

*Fuente: Miguel Ángel Sierra, catedrático de Química de la Universidad Complutense de Madrid, en BBC.