Dióxido de cloro: no hay evidencia

En relación a la carta del señor Obispo de la Diócesis de Santo Domingo de los Tsáchilas, Bertram Wick, dirigida al doctor Juan Carlos Zevallos López, Ministro de Salud, me permito informar que la Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador desde el inicio de la pandemia publica resúmenes de evidencia científica para luchar en contra de la desinformación y los datos errados que pueden llegar a la población.

En el contexto del dióxido de cloro propuesto por Monseñor, días antes de su carta publicamos el resumen “Dióxido de cloro, ozonoterapia y agua de mar propuestas como terapias alternativas para prevención y tratamiento de COVID-19, cuyas conclusiones determinan que no existe evidencia científica que avale la eficacia y seguridad de terapias alternativas como el agua de mar, dióxido de cloro y ozonoterapia para prevención y tratamiento del Covid-19.

Las terapias alternativas pueden poner en riesgos la salud de los pacientes y su administración no debe sustituir la atención médica habitual brindada por un profesional de la salud.

Se recomienda vigilar el mensaje que se brinda respecto a la eficacia de este tipo de terapias a la población general, en vista de que pueden generar falsas expectativas y poner en riesgo su salud.

La Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (ARCSA) es la entidad encargada de autorizar y regular el uso de las diversas opciones terapéuticas en el país.

Dejo constancia que hasta la actualidad no existen pruebas que aseguren que esta terapia funcione.

Felipe Moreno-Piedrahita Hernández

Docente de Medicina – Médico Familiar

Pontificia Universidad Católica del Ecuador