Estamos estancados

Desde hace algunos años nuestra provincia se encuentra estancada, como un estado de caquexia, pasividad, languidez, insensibilidad y el espíritu encasquillado por una conciencia que no responde a las demandas del pueblo, que visualiza un horizonte de desarrollo armónico fundamentado en un cambio efectivo.

Desde hace muchos años nos tienen acostumbrados, con una fórmula de cambio y recambio, con figuras pasajeras de supuestos e improvisados políticos, que hacen de jinetes de las instituciones, al ritmo de insuficiencias personales y la falta de ideas y direccionamiento, que redundan en ejercicios similares, sin una mirada al desarrollo, que lleve ideas renovadoras.

Aparentemente existen organizaciones políticas sin una real estructura política democrática, más sí, con figuras encasilladas en el caudillismo del pasado. Me parece que tal vez existió en la mente de algunos, un plan de desarrollo que pudo haberse ejecutado de manera efectiva, pero el hecho es que, los problemas siguieron el mismo ritmo desde hace treinta o cuarenta años y continuamos dejándonos conducir por el entusiasmo electoral y nos congratulamos por el triunfo de unos y de otros, pero no exigimos el cumplimiento de las ofertas de campaña, que cayeron en un exceso de mentiras.

Se habla de revolución pero no se la explica como tal, como tampoco se ejecutan programas concretos, que impulsen el desarrollo y resuelvan los problemas existentes. Considero que hace falta la unificación de esfuerzos en acciones globales, en las que estén inmersas todas las instituciones, en una convergencia de esfuerzos, de manera mancomunada, que dignifique a toda la colectividad.

Podríamos decir entonces de una manera terminante que por fin se podría manifestar que Esmeraldas está despertando a un futuro soñado como satisfacción de nuestras aspiraciones.

Carlos Concha Jijón