¿Revisar la Constitución por el Covid-19?

Sí, sufrago a favor a que repasemos la Constitución y en cuanto antes, mucho mejor. Ojalá la encontremos pronto, caso contrario, reconfirmaríamos lo absolutamente desconectados que estamos del control cívico que nos pertenece ejercer indelegablemente, como ciudadanos, respecto de la acción política y administrativa de quienes nos gobiernan o administran las instituciones públicas, nacionales y seccionales.

Y es momento ahora, de manera sustantiva y real, que debemos de hacer no solamente una lectura fría, comprensiva o condescendiente, sino cuestionadora y propositiva; empezando por nuestra propia conducta durante estos tiempos.

¿Por qué? Porque habiéndose profundizado la filantropía o la humanidad de algunas personas y ambientes sociales, por objeto de la pandemia ocasionada por el Covid-19, como lo evidencian innumerables gestos y acciones de solidaridad, también se han quedado delatados actos incorrectos y tóxicos; generadores de agonizantes consecuencias sociales y económicas que tendrán que resolverse, para que puede realizarse un análisis sensato, coherente y hacer justicia.

¿Y qué se profesa en la Constitución aprobada en referéndum, tal vez inclusive con el voto de usted, se pueda ser útil en el análisis social de lo que ha estado y hoy ocurre en la lucha por la salud, educación y la vida?

Repasemos: En el numeral 1 de su artículo 3, entre las obligaciones

primordiales del Estado se incluye garantizar sin discriminación de alguna el efecto goce de los derechos establecidos en la Constitución y en los instrumentos internacionales, en exclusivo la educación, la salud, la alimentación, la seguridad social y el agua para sus habitantes. Acto seguido, entre los Derechos del Buen Vivir, en la Sección Séptima, se titula Salud, el artículo 32, reza que la salud es un derecho que garantiza el Estado, cuya realización se sujeta al ejercicio de otros derechos, la cultura física, el trabajo, la seguridad social, los ambientes sanos y otros, que afirman el buen vivir.

Nuestro país, fue sobrepasado categóricamente en sus controles y servicios sanitarios por la pandemia, que aún devasta al mundo. Será necesario que, con buena fe, y técnica se examine lo realizado, en fundamento de las circunstancias, posibilidades y barreras propias de la administración pública, sujeta a normativas y fórmulas propias, así como las posibles limitaciones económicas.

En cuanto al compromiso que nos incumbe a los ecuatorianos, según el artículo 83 de la Constitución, es necesario preguntarnos: ¿Hemos fomentado el bien común y antepuesto el interés universal a nuestros intereses personales?

¿Practicamos la justicia y la solidaridad en el disfrute de bienes y servicios, por ejemplo, en el uso de las mascarillas y acatar las normas para cuidar denuestra vida y la de los demás? ¿Participamos en la vida cívica y comunitaria de manera honesta y transparente? ¿Somos parte de la participación

ciudadana para encaminar a nuestro país hacia mejores días? ¿Conviene hacernos este examen de conciencia cívico? ¿Por qué? ¿Sería usted amable de darme su opinión?

Gabriel Quiñónez Díaz

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