El portador asintomático

Uno de los aspectos más preocupantes de la actual pandemia de la Covid-19 es la transmisibilidad del coronavirus causante: el virus SARS-CoV-2, por personas infectadas que permanecen asintomáticas. Al día de hoy, sigue existiendo un notable margen de incertidumbre en torno a la cuantificación del impacto de esta vía de transmisión de esta enfermedad. Según la OMS, esta vía de contagio podría representar el 6% del total de nuevas infecciones, y se ve facilitada por una alta tasa de infectados asintomáticos (hasta un 40% del total) así como por el largo periodo de incubación de la enfermedad (entre 7 y 14 días) hasta la aparición de los primeros síntomas en el resto de las personas infectadas (WHO/OMS 2020).

Circunstancias todas ellas que ayudan a explicar la rápida propagación global de la pandemia, y las grandes dificultades con que las autoridades sanitarias, siguen topándose para contener su diseminación entre la población, cuando no se logra controlar los brotes en las etapas más tempranas.

En la epidemiología de la era microbiológica, el “portador asintomático” ha desempeñado y desempeña, de modo inconsciente un papel clave como vector y reservorio de infecciones. En Medicina Veterinaria, los esfuerzos iniciales de los epidemiólogos, es prioritario identificar a los “portadores asintomáticos” en las epizootias, encontrándose ahí la clave, para “parar” la difusión del patógeno. En el caso actual, lamentablemente se ha ignorado, sin explicaciones, el papel científico que desempeña la veterinaria y que pudo “a tiempo” aportar a frenar el avance del virus. Ajeno a esto, recomendamos a la sociedad, que en cada casa se descubra a los asintomáticos, utilizando las pruebas disponibles, hacerlo, significaría el mayor avance en el control de esta pandemia que nos azote y aniquila.

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