Gatopardismo

Tanta bulla para nada. Otro acto circense y en el mismo escenario sin ninguna variante. Hubo muertos, damnificados, héroes, villanos, estrellas y estrellados. Lo más grave de todo: seguimos burlados, basureados, ofendidos, ninguneados, Nos han reducido a ser “los nadie”. La delincuencia se pasea en nuestras narices y se carcajea, pavonea, saca pinta. Parece que a nadie le interesa ya la descomposición acelerada de la ética, la dignidad y la decencia. El plomo está mejor posicionado que cualquier valor. Don dinero y el ascenso fácil se comió el sentido del trabajo arduo y honesto. Ni la pandemia ha surtido efecto. “Al final, la vida sigue igual” como dice la canción. Entonces, si ni siquiera nos conmueve la muerte, el Estado podrá irse fácilmente al despeñadero en cualquier momento y la gente seguirá entretenida en la novela de las mafias criollas.

Seguimos entumecidos, entontecidos, sin capacidad de respuesta, mientras aquellos y aquellas que desfalcaron y saquean el Estado hacen su vida normal, rodeados de lujos, en estado de vacaciones, mirando en Netflix películas de los capos a los cuales emulan y comiendo canguil. Parece que nadie se inmuta por ese millón de personas sin empleo, por la cantidad creciente de sujetos en condición de calle, por la desesperación que se huele en la atmósfera. Al otro lado, candidatos y candidatas sueñan en el reparto del Gobierno sin que hayan todavía ganado las elecciones. Todo cambia, para que todo siga igual. Eso se llama, gatopardismo.

Mañana veremos otro capítulo de la misma corruptela, una escena más de impunidad, unas cuantas promesas que pretenden adecentar la política por parte de unos cuantos y unas cuantas que diseñaron el modelo político y económico que vivimos, pero que ni siquiera se despeinan ni se dan por enterados de que la casa se cae, que hace agua por todas partes y que las cañerías apestan. Es el momento de explotar con ideas, de juntarnos, de inaugurar otra realidad. Es la hora de la generosidad, de la solidaridad auténtica y de un pacto social que ponga por delante la vida, la ética y la dignidad.

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