ROBERT BLACIO AGUIRRE
Nuevamente se establece la ampliación del estado de excepción por calamidad pública en todo el territorio, cuando se registran cerca de 100.000 personas contagiadas por coronavirus.
En esta pandemia hay muchas historias que se tratan en silencio. La violencia es una de ellas. Este fenómeno, no es sólo nacional sino mundial, que afecta a todos los estratos sociales.
En medio de la pandemia muchas mujeres buscan mantenerse a salvo quedándose en casa, pero la amenaza es mayor precisamente allí donde deberían estar más seguras, en sus propios hogares, especialmente para las mujeres, que en este aislamiento, distanciamiento, toques de queda y cuarentena han tenido que encerrarse y verse atrapados con sus agresores. “Tormenta perfecta”.
Para contener esta violencia no es un camino fácil. La información es un elemento fundamental para detenerla; por ello todas las personas deben entender el patrón general de comportamientos abusivos y violentos a los que recurren los maltratadores, tener claro que cualquier tipo de maltrato puede acabar provocando daños físicos graves o la muerte.
Por eso, hoy más que nunca, debe aplicarse la Ley Orgánica Integral para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, que tienen como finalidad prevenir y erradicar o eliminar la violencia ejercida contra las mujeres y que establece mecanismos de protección como son las acciones urgentes y medidas administrativas inmediatas de protección.
Pero no basta únicamente con la ley para frenar la violencia de género, debe involucrarse cada familia, cada comunidad y cada barrio, fortaleciendo entre sus miembros el respeto, la igualdad, la tolerancia; pero sobre todo, siendo parte activa del cambio, denunciando cualquier acto de violencia o solicitar medidas de protección a favor de una persona que se encuentre en una situación de violencia, no seamos únicamente testigos de cualquier tipo de violencia, seamos parte de esas personas que queremos ponerle fin a estos hechos detestables.