Pandemia política

La ‘democracia electoral’ nos lleva a escenarios insólitos, surrealistas, dadaístas que ponen a la masa de electores a soñar con qué ruleta jugar por si al fin ganan, precandidatos que jamás debieron estar ni ser, gente de dudosos antecedentes aspirando a mandatario. En el fondo son oportunistas, que publicitados pueden negociar algunas cositas con quien pueda ser.

Todos calculan cómo agarrar el poder, casi ninguno con buenas intenciones, un hombre con una serie de embrollos judiciales, llevado a la tribuna por los ‘medios’, buscó negociar su pequeña imagen porque sabe que no va, pero es buena carta para lograr un ‘pedacito’, otros también renunciaron a sus pretensiones buscando afianzar la oposición, pero seguro con algo en cambio.

Otro, usando un apellido popular, con antecedentes contractuales dudosos, aprovechó la oportunidad y se puso en lista, come cuento en los medios que lo impulsan y va por su parte, como es muy sapo usa hábilmente el clisé de cristiano, conoce el atractivo mundial que tienen las creencias religiosas y nombra a Dios como anzuelo de poder sobre los creyentes calificándose de diácono.

Ante el pavor que causó la aparición en la contienda del otro, la derecha con todo su poder movilizó medios y esbirros para solicitar la unión y dio efecto, Noboa se retiró, el Otto y otros de menor calaña también, entonces los espectadores estaremos por ver que es lo que ocurrirá en el alto ‘tribunal electoral’ y cómo cuadrarán las ambiciones.

Serán los electores persuadidos a equivocarse una vez más; claro, mediará la fuerza de los medios y la ‘red’, que con todo el poder lanzarán su prédica día y noche advirtiendo de que si no gana el elegido, vendrá el infierno y así la pandemia nos llevará por delante, de una forma u otra.