La construcción tuvo el primer plan piloto, hoy tienen cuatro estrategias para resurgir

IMPORTANCIA. Más de 400.000 empleos directos genera el sector
IMPORTANCIA. Más de 400.000 empleos directos genera el sector

El poder adquisitivo de los ecuatorianos se redujo significativamente y la facturación del sector cayó en un 60%. Se busca reducir costos y reducir la tramitología.

Desde el mes de junio, con el paso del semáforo rojo al amarillo, se inició el proceso de normalización de las obras de construcción en Quito. Sin embargo, el sector continúa muy preocupado por las ventas que, durante todo el tiempo de pandemia, se han reducido en un 60%.

Esta caída en los ingresos y las transacciones ha provocado que se pierdan 40.000 puestos de trabajo, si se comparan las cifras de septiembre 2019 con 2020.

Dos factores son los principales determinantes de la reducción significativa del mercado de compra de viviendas en el país. Por un lado, la capacidad adquisitiva del 65% de los hogares ha caído; y por el otro, muchos ecuatorianos se han quedado sin empleo.

Joan Proaño, vocero de Constructores Positivos, explicó que, a pesar de la difícil situación, hay motivos de optimismo, sobre todo en el hecho de que, en el segmento de la población que mantiene sus fuentes de ingreso, se ha visto un creciente interés en poner a la compra de una casa propia como una prioridad.

Tanto para aprovechar ese interés como para aumentar la demanda en todo el país, el sector de la construcción está trabajando en varias estrategias.

Crédito y simplificación de trámites

En primer lugar, el objetivo es que la cuota del crédito hipotecario se puede igualar, lo más posible, con la cuota promedio de arriendo. Para eso se necesita que baje sustancialmente el costo del financiamiento.

Con los créditos subsidiados desde el Estado, que se entregan a través de algunos bancos privados, a una tasa del 4,99%, se ha logrado que, por ejemplo, la cuota de una casa de $40.000 sea de $245 mensuales; y que de una vivienda de $80.000 llegue a $490.

En este sentido, Proaño explicó que es indispensable que esas condiciones se repliquen en todo el sistema financiero porque, fuera del mercado subsidiado, la tasa de interés es de 10% o más.

“Hemos tenido algunas reuniones con la banca, pero lastimosamente siempre nos han dicho que no hay cómo. Pero nosotros insistimos en que no es el momento del ‘no hay cómo’ sino de buscar alternativas”, aseveró.

La principal razón de los bancos para no reducir la tasa es que Ecuador tiene un riesgo país muy alto, por lo que el dinero que se puede conseguir en el exterior es muy caro.

Roberto Idrobo, constructor y empresario, comentó que todos los sectores deben colaborar para reducir costos y asó poder ofrecer viviendas más baratas. “Se puede usar parte de los ahorros internos para crédito hipotecario, con eso se podría tener tasas menores”, afirmó.

La construcción genera dos de cada diez dólares producidos por la economía ecuatoriana cada año.Otro punto importante en la reducción de costos es la simplificación de trámites. Según Proaño, la carga burocrática es demasiado alta y, en muchos casos, por ejemplo, los permisos de construcción pueden demorar semanas y meses. El problema de esas demoras es que, mientras se cumplen todos los requisitos, solo se puede contratar al 17% de los trabajadores (ingenieros, arquitectos, planificadores); y queda fuera el 83% restante, que es la mano de obra no calificada o titulada.

Apoyo de gobierno locales y reinvención

A parte de pocos casos como el del municipio de Guayaquil, la mayoría de los gobiernos locales no ofrece ayudas de ningún tipo, a través de ordenanzas y otras normativas.

Lo que más se necesita son incentivos tributarios como reducción de tasas y contribuciones, con los que se pueda lograr, entre otras cosas, el objetivo de tener suelos más baratos, y, en último término, precio de venta más accesibles.

Sin embargo, hay circunstancias como las del municipio de Quito, donde se tiene una ordenanza estancada desde mayo para la reactivación económica del sector de la construcción. Esa ordenanza ni siquiera ha pasado al pleno del Consejo.

Finalmente, la última estrategia para salir de la crisis es la reinvención. “Los constructores estamos repensando nuestro negocio y utilizando las nuevas formas de comercialización y publicidad digital”, acotó Proaño.

Además, se están revisando a la baja los precios de los proyectos y las unidades habitacionales construidas a partir de la pandemia. Así, viviendas familiares VIP han pasado de costar $82.600 a $72.600. Esas rebajas se logran reduciendo cuartos o espacios no esenciales.

En el caso de las viviendas construidas antes, al no poder bajar el precio, los constructores están ofreciendo promociones como pagar al cliente los tres primeros meses de crédito hipotecario o ofrecerle un seguro de desempleo. (JS)