Covid-19 confirmó desprotección estatal a comunidades amazónicas

TRABAJO. Primeras brigadas de la UDLA llegaron en junio a la Amazonía.
TRABAJO. Primeras brigadas de la UDLA llegaron en junio a la Amazonía.

El sector privado llegó hasta las pueblos y nacionalidades indígenas con brigadas médicas.

Como negligentes califica Gilberto Nenquimo, presidente de la Nacionalidad Waorani de Ecuador (NAWE), las acciones estatales frente al Covid-19 en comunidades de la Amazonía ecuatoriana.

“Reiteramos que el Estado ecuatoriano poco o nada hace para garantizar nuestros derechos a la salud, la vida, la autodeterminación y otros derechos fundamentales”, señala Nenquimo, quien junto a otras comunidades solicitaron al Gobierno establecer mesas técnicas para proteger a las comunidades luego de que se detectara el primer contagio en la Amazonía, a mediados de mayo.

Entre las solicitudes estuvo el equipamiento de centro de salud de las zonas. Sin embargo, el dirigente detalla que no se ha cumplido.

Sector privado, ‘una mano amiga’

Desde junio, brigadas de médicos investigadores de la Universidad de la Américas (UDLA) se trasladaron hacia estas poblaciones para realizar pruebas PCR, así como estudiar el comportamiento del virus.

Rodrigo Henríquez, docente-investigador de Epidemiología y Salud Pública de la UDLA, indica que han realizado cerca de 3.000 pruebas PCR en la región Amazónica, cubriendo a 18 comunidades indígenas, de cinco pueblos y nacionalidades.

Henríquez señala que iniciaron esta labor ya que muchos pueblos se encuentran en ubicaciones remotas con difícil acceso a pruebas, no solo por distancia, sino también por costo.

De la mano con los líderes comunitarios, las brigadas conformadas por grupos de entre cuatro y ocho investigadores toman muestras que son procesadas en los laboratorios de la universidad, en Quito. “Inmediatamente les enviamos los reportes para que, a partir de la información, pudieran tomar las decisiones de contención o de aislamiento con personas infectadas”.

Nenquimo señala que las universidades, las organizaciones no gubernamentales (ONG) y las fundaciones fueron las primeras en preocuparse por la Amazonía. “Estamos agradecidos con ellos, porque han sido brazos aliados para nosotros”, dice el líder que reitera que el Ministerio de Salud (MSP) los ha envuelto en trámites burocráticos para enviar médicos.

“Ellos (MSP) ni siquiera tienen datos exactos de la pandemia en nuestras comunidades porque llegaron mucho después, cuando ya la mayoría se ha recuperado. Nosotros merecemos que nos traten como a cualquier persona de la ciudad”, añade Nenquimo.

Alta probabilidad de contagio

Nenquimo indica que tres serían los factores por los que el virus llegó a las poblaciones más remotas: Waoranis que caminaron sin precaución (mascarilla-distanciamiento), balseros y empleados de las petroleras.

Henríquez detalla que cuando iniciaron el muestreo se encontraron con comunidades donde el 90% de la población estaba contagiada. “Son comunidades que socializan mucho. La mayoría de actividades se hacen de forma comunitaria. Hay encuentros familiares, reuniones sociales y eso favorece el contagio”.

Falta de recursos estatales

Nenquimo indica que los pueblos indígenas siempre han sido olvidados. La pandemia, señala, solo ‘desnudó’ la desprotección que desde hace años sufren, no solo en aspectos de salud.

Henríquez considera que el trabajo gubernamental en estas zonas ha sido bastante limitado. “En parte porque los profesionales de salud que trabajan en zona o áreas de la Amazonía no tienen todos los recursos para atender a las comunidades”.

Por lo que las brigadas del MSP lo único que pueden hacer es evaluar el estado general de las familias “y en algunos casos realizar pruebas rápidas”, agrega el experto.

7.560 pruebas de detección se han realizado en la Amazonía. De esas.Detectar a tiempo los casos en las comunidades remotas es necesario pues, el traslado de un paciente gravemente enfermo es muy costo ya que se necesitarían transporte aéreo.

Nenquimo reitera el agradecimiento a las instituciones privadas que, señala, permitieron sostener la pandemia y resalta que también ha sido fundamental la medicina ancestral. “Sin eso era difícil salvarnos”.

Cuidar de los ancianos

Tomando en cuenta la falta de recursos, lo que el Estado podría hacer es tener promotores de salud que pertenezcan a las comunidades y que estén debidamente capacitados en la detección de signos de alarma.

La mayoría de pacientes Covid-19 en la Amazonía son leves o asintomáticos, pues tienen mejor estado físico. Es una población sin obesidad o sobrepeso. También coordinar con diferentes instancias el transporte. “Se debe hacer una estrategia con las comunidades”, reitera Henríquez.

Así como en otros territorios, son los ancianos los que tienen mayor riesgo de morir si se contagian por Covid-19. Sin embargo, en los pueblos indígenas la muerte de un anciano pone en peligro la transmisión cultural y las tradiciones. (AVV)

Datos propios

Para tener una visión más clara de la realidad de pueblos y nacionalidades indígenas, el Consejo de Gobierno de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana (Confeniae) ha desarrollando una herramienta para visualizar el impacto de la pandemia por territorios y nacionalidades.

Pastaza tiene la tasa de contagio más alta del país con 173 casos por cada 10.000 habitantes. La tasa de Pichincha es de 43,8.Se trata de una plataforma interactiva de Monitoreo de Covid-19 en nacionalidades indígenas de la amazonía ecuatoriana, desarrollada por la Confeniae en colaboración con Amazon Watch, Fundación Aldea y el Instituto de Geografía USFQ. Ahí se detalla que, hasta el 3 de septiembre, en las 11 nacionalidades y pueblos indígenas se han realizado 7.560 pruebas.

No es de ahora, hemos sido olvidados por décadas”. Gilberto Nenquimo, presidente de la Nacionalidad Waorani de Ecuador (NAWE).

Si una o dos personas se contagian y entran a la comunidad es muy probable que haya una transmisión explosiva y eso fue lo que encontramos. Había comunidades donde el 90% de los pobladores ya se había infectado”, Rodrigo Henríquez, docente – investigador de Epidemiología y Salud Pública.