Baño espiritual

En este angustioso trance que nos ha colocado al mundo esta pandemia, es necesario, quienes profesamos una religión, en mi caso católica, de robustecer nuestro espíritu personal y familiar, para redoblar fuerzas y continuar enfrentando los angustiosos momentos que nos encontramos y los que nos toca por vivir, pues la acción devastadora del patógeno amenaza por prolongar su presencia, debiendo como buenos cristianos, acercarnos a revisar con devoción la Biblia, pues una lectura reposada y continua del libro santo, no solo es sorprendente por sus infinitas bellezas, sino que hace también sentirse más solidario con el resto de los hombres y más cerca de Dios.

Un baño espiritual es sumamente necesario, apreciado lector, para superar con acciones tangibles, la debacle económica con sus repercusiones nefastas que empieza a azotar al mundo, ensañándose en nuestros países latinoamericanos; en espacial el nuestro, donde la corrupción, en todas sus formas, ha mostrado como nunca sus filudas garras, para aniquilar sin compasión la débil organización Estatal y las aspiraciones de vida de todos nosotros. Me aterra y enfurece notar que la misma falacia que caracteriza a los corruptos, se transforma atrevidamente en propuestas políticas, que aspiran continuar medrando la paciencia de nuestra sociedad, estimando que, los límites de nuestra tolerancia están cada vez más cerca.

[email protected]